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Pésaj, la fiesta de la libertad

Centro Deportivo Israelita, A.C.

La fiesta de la libertad conmemora la salida de la esclavitud en Egipto gracias a la ayuda divina. 

Pésaj no narra solamente una liberación nacional pasada, sino también la posibilidad de redención que anida en toda existencia y el anhelo de realizarla. En la noche de Pésaj tomamos "el pan de la pobreza

" lo alzamos, lo contemplamos y decimos "hemos sido esclavos". Entonces cabe seguir meditando y pensar que, aún ahora, seguimos en cierta medida y en ciertos horizontes siendo esclavos.

¿Cuál es el origen de Pésaj? En Shemot (Éxodo) 13.8-9, nos dice la Torá: "Siete días comerás Matzot (pan ácimo) y no se verá contigo nada jametz (fermentado)… Y lo contarás a tu hijo en aquel día (15 Nisán) lo que me hizo D-s, cuando me sacó de Egipto".

Los nombres de Pésaj

La Fiesta de la Libertad: festejamos para recordar la salida de Egipto que fue en este día. Es nuestra obligación relatar la salida de Egipto en la noche de la festividad, para que las nuevas generaciones vivan la salida de Egipto como si fuese propia.

La fiesta de la Primavera: La salida de Egipto aconteció en el mes de nisán, el mes de la primavera. En la Torá la palabra primavera señala el principio de la maduración de la cosecha: “cuida el mes de la primavera”. La Torá nos exige festejar Pésaj siempre en la estación de la primavera.

La fiesta de las Matzot: -pan ácimo- El comer matzá es uno de los preceptos principales de la fiesta: “Todo pan leudado no comerán, en sus hogares comerán solo Matzot”.

La Fiesta de Pésaj: Este es también el nombre del sacrificio que debía realizar cada familia de Israel el día catorce del mes de nisán. El nombre de Pésaj viene de la palabra Pasaj que viene a significar cuando D-s “saltó sobre las casas de Israel”, dejando a salvo a los primogénitos judíos la noche en que D-s castigó a los primogénitos egipcios.

Jametz: Lección de humildad.

Si tomamos harina de trigo, la mezclamos con agua, hacemos una masa y la dejamos reposar unos cuantos minutos a temperatura ambiente, comprobaremos al poco tiempo que la masa comienza a inflarse y agrandarse. A este fenómeno, se le llama en hebreo jimuutz, o sea, fermentación. La masa fermentada es jametz. Desde siempre, nuestros sabios compararon el jametz con la soberbia. A la masa que por sí misma comienza a agrandarse, con el hombre que engrandece su ego. 

En Pésaj con el mismo esmero que eliminamos todos los restos de jametz de nuestras casas, debemos borrar todo vestigio de soberbia de nuestros corazones.

Los dos gustos de la matzá

 “Halajmá aniá…”: “Este es el pan de la pobreza que comieron nuestros padres en la tierra de Egipto”. Así comienza la Hagadá (el libro donde se relata la historia de Pésaj). La matzá nos recuerda la condición humillante de nuestro cautiverio. Nuestra memoria colectiva es muy fiel. No nos embriagamos con la victoria del Éxodo, y a través de la matzá recordamos la amargura del cautiverio, y el sufrimiento de nuestro pueblo en Egipto.

Pero la matzá también simboliza nuestra libertad…“Y hornearon la masa que habían sacado de Egipto, tortas de matzá, pues no alcanzó a fermentar... y no pudieron esperar…” (Shemot 12, 39). Nuestra primera comida al abandonar Egipto también fue la matzá, el pan de pobres. El tiempo no alcanzó para que la masa fermentara, pues esa misma noche decidíamos abandonar Egipto. Entonces también comimos matzá, pero ahora tenía otro gusto, un gusto nuevo: el de la libertad.

Las leyes de Pésaj

El Jametz: El jametz es toda sustancia proveniente de alguno de estos cinco cereales: trigo, centeno, cebada, avena y trigo sarraceno y haya sido fermentada; es decir, que haya estado en contacto con agua dieciocho minutos por lo menos, así como cualquier producto que contenga levadura. Algunos ejemplos de jametz son: pan, pastas, productos de pastelería, galletas, fideos, whisky, cerveza. Por  lo tanto, para que un alimento sea jametz deben actuar simultáneamente los tres elementos mencionados: cereales, agua y tiempo.

Hagalat kelim (Esterilización de los utensilios): Se acostumbra utilizar una vajilla especial para Pésaj o realizar una hagalá (esterilización) de cada utensilio en particular, dependiendo su uso habitual y el material del que está hecho.

La víspera de Pésaj: Lo excepcional del jametz es que su prescripción incluye la prohibición de su posesión: comer y tener provecho. Es decir, que durante Pésaj no podemos consumir o poseer jametz. Por eso, hay varios pasos a seguir para cumplir estrictamente con esta disposición bíblica:

Bedikat Jametz - revisión del jametz: la última revisión para verificar que no haya quedado nada de jametz  en nuestra propiedad. Se realiza en la víspera de Pésaj.

Bitul Jametz - anulación del jametz: se enuncia una declaración por la cual “renunciamos a la posesión de cualquier jametz que nos pertenezca, que quedará sin dueño como el polvo de la tierra”.

Biur Jametz - quema del jametz: En la mañana previa a la noche del primer séder (primera noche de Pésaj) se procede a juntar el jametz que ha sobrado para eliminarlo, quemándolo como es la costumbre tradicional.

A partir de este momento, queda prohibida toda actividad o contacto con algo de jametz.

Mejirat Jametz - venta del jametz: Es costumbre vender el jametz que no se quiere eliminar o renunciar a su posesión, a una persona que no profesa la religión judía.

Ajilat Matzá (toma de la matzá): En la víspera de Pésaj no se debe comer matzá, incluso hay quienes acostumbran no hacerlo desde Rosh Jodesh nisán.

Sefirat Haomer

 “A partir del día siguiente al día de reposo (se refiere al primer día de Pésaj), del día en que ofrecisteis la gavilla (omer) de espigas; contaréis siete semanas cumplidas. Contaréis así cincuenta días, hasta el día siguiente del séptimo día de reposo” (Levítico 23.15-16); “ese mismo día convocaréis asamblea santa (la festividad de Shabuot); y no haréis en él ningún trabajo servil; es ley perpetua para vuestros descendientes”. (Levítico 23.21).

Pésaj era "el periodo del mes de la maduración", cuando la cebada sembrada en el invierno había madurado.

Los israelitas debían presentarse en el Templo y traer el omer el segundo día de Pésaj, es decir, las primeras siegas de la nueva cosecha de cebada. En este día, tenían que comenzar a contar cuarenta y nueve días hasta Shabuot.

El propósito de la cuenta del omer es conectar la festividad de Pésaj con Shabuot - la entrega de las Tablas de la Ley -, y recalcarnos que la liberación de la servidumbre física y la libertad política representada por Pésaj, no constituye una libertad completa, a menos que culmine con la aceptación de los preceptos divinos, en Shabuot. Este fue el objeto de la formación del pueblo judío, "Cuando saques a este pueblo de Egipto, me serviréis en el Monte Sinaí" (Shemot 3.12).

Fuente: www.cjmadrid.org