Pasé mis dedos por la tela fucsia y deslavada del Mah Jong donde estaba sentado. Mamá no ha remodelado la casa como dijo que lo haría en cuanto papá muriera, no obstante, al levantar la vista, en el espejo detrás de mi hijo Leonardo, la veo escondiendo una de sus viejas fotos debajo de la mesa. Le sudan las manos