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Del Verbo Emprender, Edad de retiro

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Salo Grabinsky

Aunque hemos tratado este tema en múltiples ocasiones, mis amigos lectores y asesorados siguen trayendo situaciones inéditas o lo suficientemente importantes para que las planteé en este artículo. 

    a.-En años recientes, miembros de la segunda o tercera generación en negocios familiares solicitan que se ponga en marcha una edad y un plan de retiro para ellos y sus descendientes. Me dicen que, en el caso del padre/madre fundador ese asunto ni se discute, ya que recibirían una buena regañada y la frase contundente: ¡Ya me quieren matar y quedarse con la herencia! ¡Jamás me voy a retirar! 

Las razones de esta cláusula de retiro son lógicas y de varios tipos: no se desea que nadie se eternice en su puesto porque crea resentimientos y hace que se salgan elementos capaces, por no poder ascender. Estos pueden ser familiares o no. Además, se hace rígida la operación y no se toman las acciones y decisiones necesarias para sobrevivir.

Si me preguntan cuál sería la edad ideal para el retiro de esos ejecutivos, les contesto que los tiempos han cambiado radicalmente en pocas décadas. El empleado de 50 años en las décadas de fin de siglo pasado, es el equivalente a 65 años en la actualidad. Lo mismo con un “anciano” de 65 años, que es el equivalente a personas en su séptima década, o más, en cuanto a capacidad mental y física (reconozco que soy parcial en mis juicios, simplemente porque estoy en esa tesitura de edad). Fijar un rango de retiro aceptado por todos los socios familiares y ejecutivos, permite diseñar un período de ajuste anterior y posterior a este, y manejar esta etapa de manera lo más clara y sana posible. Lo que he llamado el “síndrome de don Porfirio”, es un serio problema en las organizaciones de todo tipo y suele acabar mal. 

Definitivamente, la continuidad de un negocio familiar (y de una región o país, organismo público, etcétera), depende de una transición saludable, mezclando el dinamismo de los jóvenes con la experiencia y sabiduría de los menos jóvenes. Por lo tanto, les recomiendo fijar esta regla de edad de retiro por el bien de todos.

b.- En una nota reciente, leí que al preguntar a hombres y mujeres de un alto nivel económico, cuándo se pensaban retirar de su trabajo, una sorprendente mayoría contestó que cuando lleguen a la década de los setenta, e incluso algunos plantearon que no tenían planeado retirarse sino hasta fallecer. 

Es interesante ver que los empleados y ejecutivos no familiares tienen, por diversas razones, una visión más corta y buscan (o los obligan) a dejar su trabajo a los 60-65 años e incluso antes y muchos lo desean ansiosamente. En múltiples casos, ellos cuentan los meses y las horas para que llegue la ansiada jubilación. 

Uno pensaría que el tener un gran patrimonio y la tranquilidad que eso da, haría que esas personas dejen el estrés de un trabajo empresarial y se dediquen a sus yates, fiestas o viajes o simplemente a administrar la riqueza. Incluso la filantropía no es, para muchos, la única actividad a la que darían todo su tiempo libre, sino más bien como un complemento. 

No tengo una respuesta a esta noticia (e incluso podría dudar sobre su veracidad), pero de lo que estoy seguro, es que la operación de una empresa de estructura familiar tiene un alto elemento emocional y de tradición, amén de que se preserva el patrimonio de varias generaciones y, es lógico, cuesta más trabajo “despedir” al dueño de la operación, aunque a veces sea lo correcto. Seguiremos investigando.  

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