Mi Cuenta CDI

Desde Medio Oriente. ¿Quién protesta contra Boko Haram?

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Esther Shabot

En días pasados fuimos testigos de la gran movilización generada por los trágicos actos terroristas ocurridos en Francia contra el personal de la revista Charlie Hebdo y los rehenes en el supermercado judío. Medios de comunicación, redes sociales, altos dignatarios de numerosos países, intelectuales notables y millones de personas comunes en distintos lugares del planeta centraron su atención en París de una manera especialmente intensa. La tragedia sin duda lo ameritaba, pero lo desconcertante es el bajo impacto que en comparación tuvieron las noticias que llegaban de Nigeria simultáneamente, noticias que aludían a hechos mil veces más horrorosos que los de París y ocurridos bajo las mismas premisas de ese yihadismo que hermana a los terroristas franceses con los del Boko Haram, autores de las atrocidades en Nigeria.

Boko Haram, cuyo significado es “la educación occidental es pecado”, es el nombre adoptado por esta organización yihadista que en su campaña por establecer un Estado islamista en Nigeria ha sido responsable de miles de muertos, del arrasamiento de aldeas y poblados enteros, de incendios de escuelas con todo y sus alumnos, del secuestro, esclavización y también asesinato de miles de niñas y niños, y más recientemente del envío de dos niñas de 10 años con explosivos atados al cuerpo, en misiones suicidas que en efecto se llevaron a cabo. De hecho hace unos días Amnistía Internacional emitió un comunicado donde calificó al operativo del Boko Haram en la ciudad de Baga el 3 de enero pasado como la mayor atrocidad cometida por esta agrupación, ya que arrasó la localidad y mató cerca de 2000 personas en el curso de unas horas.
Las acciones de Boko Haram, como las de sus organizaciones hermanas –ISIS, Al Qaeda o Al Shabab- rebasan con mucho las fronteras de la nación donde se originaron. Boko Haram se ha infiltrado ya en Chad, Camerún y Níger convirtiéndose así en una amenaza regional que obliga a enfrentar a esta amenaza multinacionalmente. Los pasos en ese sentido han sido balbuceantes y solo ahora se han reunido diversos líderes de países del África Occidental para coordinar esfuerzos a fin de combatir a los yihadistas, mientras que la Unión de Estados Africanos empieza apenas a movilizarse. El problema es que las fuerzas opuestas al Boko Haram padecen de múltiples deficiencias para actuar eficazmente. Sus servicios de inteligencia dejan mucho que desear, lo mismo que su organización militar, plagada de infiltrados. El contexto social y económico tampoco ayuda gran cosa ya que las carencias económicas y la corrupción en todos los niveles gubernamentales son un formidable abono para los extremistas que ganan cada vez más terreno.

En ese sentido, si bien en Occidente hubo una chispa de interés en Nigeria cuando se supo de las más de 200 niñas secuestradas por Boko Haram hace nueve meses, es preocupante el acostumbramiento que se ha instalado en los grandes centros de poder mundiales y en la opinión pública internacional respecto a los brutales acontecimientos de Nigeria y zonas aledañas. Evidentemente en el caso nigeriano el elemento de “ataque a la libertad de prensa” no existe como sí lo hubo en el de Charlie Hebdo, pero las masacres indiscriminadas y tumultuarias junto con las pretensiones de expandir geográficamente el imperio de los islamistas, deberían ser motivo más que suficiente para que de alguna manera la comunidad internacional se abocara a un involucramiento mucho más comprometido en el combate a esta rama yihadista. Ojalá que la tradicional indiferencia que siempre ha existido en los grandes centros de poder mundial cuando no occidentales se matan entre sí, sea suplantada por acciones más decididas aún cuando en el fondo tal cambio sea producto de la toma de conciencia de que a fin de cuentas el yihadismo en África forma parte también de la misma gran amenaza.

Fuente: Excélsior, 18 de enero, 2015.