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Pésaj en familia

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Perengana

Ya viene Pésaj, qué bonita tradición, momentos increíbles para estar con la familia, los acuerdos de dónde van a ser los sedarim ya está establecido, quizás en los matrimonios recientes ha sido de las primeras pesadillas, con quién vamos a ir el primer y segundo Séder, pero cómo si algo no falta son las comidas, eso no es mucho problema. Quisiéramos todos en verdad, que estas reuniones que logran reunir a la familia, sean momentos de una intensa relación, no solo llegar, comer y retirarse. Debieran esas típicas reuniones servir para conversar, identificarnos, conocer al otro, hacer un espacio de diálogo intergeneracional. Nos encontramos en un momento crucial, porque estamos a punto de perder por el rango de edades, a la generación que llegó de Europa y de otros países, quienes vivieron experiencias trascendentales en la historia de las diferentes comunidades judías del mundo. No podemos dejar de conocer todos los detalles, aunque sabemos lo que en muchos lugares sucedió, rescatar las historias individuales de cómo vivieron y por qué llegaron a un país como México. Por el otro lado, niños y jóvenes tienen otra mentalidad, cómo sabemos si no existen ciertas distorsiones de la realidad que nos toca hoy vivir, cómo nos estamos adaptando a todo lo que surge a nuestro alrededor.

La Comunidad Judía de México es ejemplar por cómo se encuentra estructurada, sin embargo, sabemos que pertenecer a ella, también implica una serie de factores que muchos conocemos de fondo, pero de lo que no se suele hablar, como lo es la gran presión que se ejerce en el sentido económico y social. Por qué no nos atrevemos a decirlo, sería importante conocer la situación de muchos jóvenes que les es cada vez más difícil salir adelante si no cuentan con el apoyo de los padres o si los padres no pueden apoyarlos. Las estadísticas suelen ser muy frías e impersonales, pero qué tal si en los sondeos nos encontramos a altos porcentajes de jóvenes que no han logrado formar una familia, ya sea por lo económico o porque las imposiciones sociales no les permiten fácilmente relacionarse con gente de la Comunidad. Cuál es el índice de divorcios en parejas jóvenes, cuántos jóvenes de 25 a 35 años son solteros, cuántos hijos logran mantener un matrimonio joven, cómo está la asimilación, cuántos tienen problemas emocionales, en fin, son muchas las preguntas que nos hacemos, y si nadie hace algo, el tiempo pasa.
Esta semana, justamente, se llevó a cabo el Foro de Orgullo Comunitario en el CDI y al tener oportunidad de asistir, resultó sorprendente la cantidad de instituciones que se preocupan no solo por apoyar diferentes aspectos a la Comunidad Judía de México, también resaltó lo que los judíos mexicanos hacemos por México, y no creo que esto se parezca a ningún otro lugar, donde solamente 40 000 judíos de un país, como es nuestro caso, puedan generar proyectos sólidos con más de ciento cuarenta instituciones filantrópicas y de atención social.

Lo que no debemos dejar desapercibido son los otros microcosmos. Por ejemplo, los individuos que no encajan o cuya situación personal o particular no se ve resuelta por ciertas instituciones. Podríamos mencionar a estudiantes universitarios que requieren becas, oportunidades de trabajo y desarrollo personal, todos se podrán reír de esta idea, pero urge alguien que hasta de casamentero le haga, si existían en las comunidades de antes, por qué no ahora, alguien que haga un ‘match’ fuera de las ridículas aplicaciones de los smarthphones que llegan a bajar más la autoestima de quienes lo utilizan y que con toda seguridad han expuesto a mucha gente a situaciones incómodas.

El tema da para mucho, continuaremos, mientras tanto, feliz Pésaj y que todos disfrutemos su profundo significado.

Pésaj