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LA HORA DE DORMIR

Suena fácil la llegada de la hora de dormir, pero es más complejo de lo que uno cree.

La carta olvidada

La tarde se deslizaba en su monotonía cuando don Eduardo, ya en sus ochenta, decidió limpiar el desván.

No es falta de vocación, sólo estoy cansado

Suena el despertador. Son las cuatro y media de la mañana. Abro los ojos, me mantengo inmóvil, mis sábanas fraguan para que no pueda salir de ellas pues se envuelven alrededor de todo mi cuerpo, este es un evento que siempre me ha dado curiosidad y ternura a la vez.

La penumbra de los días comunes

A veces, al salir del metro en la mañana, Elisa sentía que el mundo la veía sin parpadear, como si fuera parte de un paisaje que jamás cambiaría.

Parte del Universo

Entonces fué cuando sucedió, me agarró del cuello y me besó. Mi anhelo milenario llegó a un fin cuando sentí sus labios posarse sobre los míos en un movimiento de brutalidad.

Noa

El sol brillaba con intensidad y lanzaba destellos cromáticos en los lentes oscuros de Lior, un aire helado salía por las ventilas plásticas del auto viejo, secando las gotas de sudor en su rostro, y alborotando como mangas de viento las envolturas vacías de Bamba que llenaban el portavasos.

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LA HORA DE DORMIR

La carta olvidada

No es falta de vocación, sólo estoy cansado

La penumbra de los días comunes

Parte del Universo

Noa

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SALIDA DEL EDÉN

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