El pasado martes 13 de junio se graduó una nueva generación de alumnos del Ulpan Emshej, quienes a partir de hoy estarán avalados
por el CDI y la Universidad Hebraica como maestros y coreógrafos.
Compartimos con ustedes un fragmento del discurso de despedida de las alumnas Camila Cano y Dafna Bakas.
500 cancelaciones de bailarines para el proyecto,100 rikudim, 50 huellas marcadas en el prefestival, 30 opciones de música, 20 domingos, 16 maestros, 15 ensayos para nuestros proyectos, 8 alumnos, 7 cambios de tema para el baile, 6 horas estudiando para el examen de Bratt, 5 horas contestándolo, 4 horas buscando vestuarios en las bodegas y 3 salidas a ver danza después, por fin llegamos a este momento.
Les queremos agradecer a todos por estar aquí y por apoyarnos en ese largo proceso. Esta experiencia nos permitió ver la danza desde otro punto de vista. Aprendimos que no solo tienes que saber moverte, sino tienes que convertirte en un psicólogo, y en un niño chiquito al mismo tiempo; tienes que saber dónde está el esternocleidomastoideo y cómo hacer una férula anatómica; conocer las etnias a la perfección como lo hace Renato, y ser puntual y entusiasta a diferencia de la clase que tuvimos con Popi. No solo aprendimos cómo ser un líder EGE, sino que también tuvimos la oportunidad de tomarnos un café con la historia y conocer mejor de dónde viene esto que nos apasiona. En cada una de las clases, más allá de los libros, lo que nos llevamos son las experiencias que cada maestro nos pudo transmitir.
Aprendimos que la mejor manera de crecer es a través de la práctica y de los errores. Durante el proceso coreográfico de nuestros proyectos, aprendimos que no es tan fácil como parece, que como alumnos, es muy fácil juzgar las acciones del coreógrafo sin saber todo lo que implica. Tuvimos que convertirnos en figuras de autoridad, y hacer que nuestros propios amigos confiaran en nosotros. Y también tuvimos que aprender a reírnos y disfrutar.
Fue muy enriquecedor y muy satisfactorio ver cómo algo que veíamos muy lejano a nosotros, y como solo una idea en nuestra cabeza, se convirtió en algo real, y en algo que puedes ver y apreciar.
Nos dimos cuenta que el mundo de la danza no acaba en el Festival Aviv, que hay un mundo gigante del cual seguir aprendiendo, y miles de técnicas y estilos qué explotar y experimentar. Nos da gusto estar parados hoy en la graduación, y poder ver hacia atrás y darnos cuenta de todo lo que aprendimos y de nuestros logros. No lo hubiéramos podido lograr sin el apoyo de todos ustedes.
Para terminar, les queremos compartir lo que nosotros más nos llevamos de este año: siempre se puede seguir aprendiendo, y para ser exitoso se tiene que ser humilde, y aprender de los errores, y que cada vez que nos caigamos siempre nos podemos levantar y seguir bailando.
