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De los pequeños pasos nacen los grandes bailarines…

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Ariela Alcántara y Tamar Shaouly

Por más de diez años en el CDI, la danza ha comenzado en las bailarinas más pequeñas.

Donde los rikudim son las raíces que se vinculan a sus pies, dándoles ritmo, pertenencia y una energía que las motiva a seguir bailando toda su vida. Son esos pequeños pies los que aprenden cada paso convirtiéndolo en arte proyectado en un escenario.

Cada niña llega con cualidades y habilidades diferentes, que con su esfuerzo y apoyo grupal constante se vuelve una bomba de creatividad y movimiento, dando así el nacimiento de una futura gran bailarina. Un grupo que brilla porque sus niñas están dispuestas a sorprender a todo aquel que pasa frente a ellas, y a lograr cualquier reto “porque nada es demasiado complicado”. Un grupo que a pesar de ser pequeñas, llenan el escenario como las bailarinas más destacadas donde sea que se presenten. Estas niñas inspiran una energía y alegría tan grande, que como coreógrafas nos llenan de vida todos los días, y nos ayudan a crear las obras más bellas que se han visto en la Academia. Cada ensayo es un reto, pero también una aventura llena de sorpresas, pues cada día están dispuestas a superarse, dar lo mejor de sí, dejar que sus pies se vuelvan dueños de sus cuerpos, y sus ganas el motor de su futuro artístico.

Ha sido así como todos los días de la semana, Marbolet y Jai se inspira a través del judaísmo, y las raíces de los rikudim para crear coreografías que reflejen no solo la historia de nuestro pueblo, sino también el de nuestras niñas. Creando generaciones de bailarinas que han vuelto años más tarde al grupo como sus coreógrafos.
Y siempre recuerdan: “la primera vez que bailé fue en Marbolet y Jai”.