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La casa del sabio

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Isaac Richter

Todos pensamos que los ricos lo tienen todo. No es muy ridículo pensar eso, ya que tener mucho dinero supuestamente le ofrece a uno el poder de comprar todo lo que necesita, cosas que a la mayoría de la población le cuesta trabajo conseguir, aunque haya ahorrado por un año. Sin embargo, ser rico no significa que uno automáticamente pierde su humanidad (aunque la mayoría del tiempo así parezca). La autora Zuleica Illaltic explora a través de una comedia de enredos la historia de un Millonario (Elías Sacal) que está enfermo de gota (por lo que apenas puede caminar) y solamente cuenta con su Criado (Jack Giffords) para que se encargue de él. Visitamos a este Millonario un día cuando recibe un desfile de visitas inesperadas. Una Mujer (Yael Waisser) que dice que el Millonario despidió a su esposo de su trabajo y ahora que ese esposo lleva enfermo siete largos meses, esta Mujer viene por el dinero que el Millonario supuestamente le debe.

La acompaña su hermana Rigoberta (Aline Alfille), quien parece tener un síndrome que hace que esporádicamente actúe como perro. Un Policía (Rony Eichner) que vigila la zona viene por su aportación semanal (de esas que luego se consiguen en México). Mientras tanto, su Vecino (Daniel Chezes) viene a pedirle ayuda para encontrar a su perro. Esta tarde que comienza como un intento por aprovecharse de la culpa que debe sentir un Millonario por todo lo que tiene se convierte en una oportunidad para conectar como seres humanos… y en el camino aprender uno que otro pasito de baile.

Lo que vi en escena

Cualquiera que conoce a David Aréizaga (el director de esta obra) puede reconocer su sello en esta puesta en escena. Es una puesta meticulosamente coreografiada, con diversos interludios musicales (incluyendo una rutina que el Criado realiza cada que abre la puerta) y cada personaje tiene su propio ritmo y estilo, con todo y pista de música.

Esto otorga al elenco un universo en el que pueden llevar sus caracterizaciones al extremo y estos aprovechan esta libertad para explorar a dónde pueden llegar con personajes que uno tiende a ver en diversos programas de Televisa (ese tono parece haber sido la inspiración). Esa misma atención a detalle ha sido aplicada a la producción, aplicándole esa personalidad a la escenografía y al vestuario. Solamente faltó la máquina de humo…

XXVII Festival Habima de Teatro