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Los artistas detrás de la exposición No fue un juego: Historias de Fútbol durante el nazismo y el Holocausto

Centro Deportivo Israelita, A.C.

La exposición No fue un juego: historias de Fútbol durante el nazismo y el Holocausto está magistralmente complementada por doce balones de fútbol intervenidos por connotados artistas plásticos pertenecientes a la Comunidad y fuera de ella, artistas que al primer llamado se sumaron a esta exposición artística con el único objetivo de no olvidar. Los artistas son:
Adriana Torres “Torchez” con su obra Pangea (que quiere decir toda la Tierra). Pangea al igual que el arte son movimientos constantes que no terminan, No fue un juego es una muestra en contra del odio y el racismo que no pueden apoderarse de este mundo cambiante.
Bela Gold, con su obra Persistencia en la memoria, empeñada como persona y artista en recuperar la memoria, las identidades, los nombres y los rostros de los sin nombre.
Claudia Nierman, obra sin título, misma que no requiere palabras, que la muestra misma.
Tere Metta, quien nos dice que su obra debe hablar por sí misma, no necesitará explicación y la idea nació del horror que despierta esa etapa de la historia.
Debora Melamed presenta su obra titulada El exterminio del partido, la selección nazi de 1942.
Elvira Cohen Abadi con un título más que representativo: No fue un juego, fue una desgracia.
Enrique Shor y Adina Shor, con su obra Dolor y esperanza, que engloba un terrible coctel que nos muestra el no muy lejano pasado del Holocausto.
Esther Ginzberg titula a su obra Todos podemos ver víctimas, quien no estudia su historia está condenado a ser víctima.
Isaías Jesús Martínez Flores y Cristina Isabel Buendía Canales, presentaron su muestra titulada La noche del estadio, intervención basada en el partido de la muerte.
Max Yaffe Baha y Laila Ades Djemal, integrantes de Macabi Hatzair México, presentaron La bandera de Ahrensdorf.
Otilia Carrillo, con su obra Cómo olvidar, trata de revivir imágenes que nos han marcado como humanidad para que la historia no se repita.
Salomón Cohen, su obra titulada Flor de esperanza, la cual plasmó la flor de loto por el significado mismo de longevidad, la esencia del ser humano en la supremacía de lucha.