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El Criptojudaísmo, parte de la identidad Novohispana

Centro Deportivo Israelita, A.C.

La famosa historia de bronce se forjó en nuestro país durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX. La formación de una historia patria nacionalista fue un punto importante dentro de la agenda cultural de los diferentes gobiernos porfirianos y revolucionarios. Desde Riva Palacio hasta José Vasconcelos, se buscó la exaltación de las culturas indígenas y el reconocimiento de una raíz hispana. Sin embargo, durante este proceso, también se erigió una postura política que excluyó a otros pueblos de la conformación de esta amalgama social. Dentro del discurso político nacionalista figurado intelectualmente por Vasconcelos y estéticamente por los grandes muralistas, se ensalzó la figura del héroe patrio. Comenzó entonces el proceso de construcción de un panteón nacional que vertió en la fi gura de los héroes una serie de características favorables, pero que limitó la identidad de un pasado a solamente una raíz española y una indígena. Fue gracias a los primeros investigadores académicos de la historia, el arte y la cultura del virreinato que comenzó el redescubrimiento de la riqueza colonial. Manuel Toussaint, Francisco de la Maza o George Kubler son solo algunos de los nombres de egregios investigadores que, con su trabajo, ampliaron la visión cultural de la aportación europea y la incluyeron dentro de la narrativa histórica nacional. Gracias a estos trabajos que continúan siendo la piedra angular de investigaciones contemporáneas, se abrió la posibilidad de incorporar la historia de los otros pueblos que constituyeron el surgimiento de una identidad novohispana. El reconocimiento de los otros pueblos indígenas fuera del altiplano central, la inclusión de la raíz negra, de los pueblos asiáticos y el desarrollo de los estudios de género, ampliaron aún más la complejidad de nuestro panorama social y cultural. Dentro de EL CRIPTOJUDAÍSMO, PARTE DE LA IDENTIDAD NOVOHISPANA esta línea de inclusión, varios especialistas se abocaron a estudiar la presencia del mundo judío dentro de la conformación del virreinato. Trabajos pioneros como los de Alfonso Toro, con su obra dedicada al compendio documental de la familia Carvajal, abrieron la puerta a futuras investigaciones más puntuales y específicas. Eva Alexandra Uchmanny, Alicia Gojman de Backal, Nathan Wachtel, Cecile Roth y Silvia Hamui Sutton son algunos de los exponentes más importantes de esta línea de investigación. Ellos han formado escuela y desde las casas de estudio universitarias nacionales y extranjeras han inspirado a nuevas generaciones y aportado una valiosa colaboración: el testimonio histórico de una raíz judía oculta, es decir criptojudía, que formó parte de las otras culturas dentro del mundo novohispano. Ahora se conmemoran los 500 años de presencia judía en México para rendir un homenaje a todas aquellas personas que aparecen en los libros inquisitoriales y que fueron presa de persecuciones. La finalidad es sacar de la ignominia sus nombres y reconocerles el lugar en la historia que se merecen, desde los primeros conquistadores y colonos, hasta familias como la de los Carvajal que buscaron una tierra para echar raíces. Hoy en día, el estudio del criptojudaísmo es cada vez más profundo y se puede entender mejor. Durante las últimas décadas se han realizado investigaciones genealógicas, arqueológicas, filológicas, históricas y artísticas que han generado aportes de gran valía para el reconocimiento de esta raíz. Instituciones académicas y sociales se han unido para desenterrar el valor de esta cultura y demostrar que aún existe en edificaciones, documentos, obras de arte y en los descendientes de todos aquellos criptojudíos coloniales. En este mes se conmemoran los 500 años de la presencia judía en México, misma que orgullosamente se ha revelado desde su condición críptica para mostrarnos la gran riqueza y los aportes que dio a la identidad novohispana, ahora mexicana.

//LUIS HUITRÓN