El pasado 28 de enero tuvo lugar el pre-festival de Danza de Cámara, que contó con la participación de más de 20 grupos y 40 bailarines, donde cada grupo tuvo 10 minutos para presentar su coreografía y recibir retroalimentación. Este año, el certamen adquirió una dimensión especial al adoptar la temática de "palabras" para representar la celebración. De esta manera, cada movimiento se convirtió en una expresión lingüística, donde la danza genuinamente narra historias y comunica emociones festivas y evocadoras.
A escasos metros de distancia, los bailarines no sólo ejecutaron movimientos, sino que también compartieron emociones palpables. Cada gesto, cada mirada, se convirtió en una pieza esencial de la narrativa desplegada en el escenario. La proximidad creó una conexión visceral, transformando la observación en una experiencia participativa donde el público se convirtió en cómplice de las emociones expresadas a través de la danza.
La brecha entre artistas y espectadores se desvaneció, permitiendo que cada expresión en el rostro de los bailarines fuera una ventana abierta a la pura emotividad. En este espacio íntimo y experimental, los grupos más reducidos encontraron la libertad para crear coreografías que trascendieran las palabras, sumergiendo al público en un diálogo sin límites.
La excelencia técnica se fusionó con la emoción, elevando la danza a un arte que no sólo se ve, sino que se siente en lo más profundo.
Es importante destacar que las fechas para el certamen son el miércoles 6 de marzo, primera función a las 19:30 horas; y, la segunda función a las 20:45 horas. La final de Danza de Cámara y Videodanza será el sábado 9 de marzo, a las 21:00 horas.
Así, esta categoría se erigió como un santuario donde la danza no sólo fue una exhibición de habilidad, sino un lenguaje universal que superó barreras. En esta proximidad única, donde cada detalle se magnificó, el arte de la danza se transformó en una experiencia que dejó huella, resonando en el corazón de los afortunados espectadores que fueron testigos de la magia de la expresión sin palabras.
// Dario Borenstein