Hoy, domingo 4 de julio del 2021 se cierran, de forma simultánea, tres ciclos: primero, el de la generación 2019 – 2020, que comenzó este camino desde hace ya 21 meses. Estaban ya listos para trabajar de forma presencial en el Festival Aviv 47 (el primero, pues) cuando nos fuimos a casa. Algunos, incluso, debían bailar esa misma noche en el concierto de Koolulam que seguimos esperando. Terminaron su currículo de forma virtual, en el primer cambio de semáforo vinieron a presentar sus exámenes, pero tanto la presentación de sus proyectos como su graduación quedaron pendientes hasta ahora. Fueron y siguen siendo una generación increíblemente resiliente. Aprendieron a adaptarse, a entender el cambio y a trabajar con él de primera mano, sin que ningún maestro tuviera que darles la teoría. Seis alumnos sumamente especiales salen de la generación 2020 habiendo vivido de forma única su Ulpan. Pero no solo ellos han sabido adaptarse y transformarse. Hoy también, junto con ellos se gradúa la generación 2020 – 2021, ellas comenzaron su ciclo de forma presencial, pasamos a la modalidad virtual y regresamos más veces de las que puedo contar. Tuvieron por primera vez un programa modular consecuente con los objetivos del diplomado y tuvieron algunas clases que ninguna generación anterior hubiera tenido. A estos diez alumnos y alumnas va mi más grande reconocimiento y agradecimiento. Su determinación será parte fundamental de su vida como maestros y coreógrafos. Su creatividad tiene ahora una chispa única que dejará su marca en todas y cada una de sus obras, desde una coreografía para el Festival Aviv, el trabajo con una generación de primaria o cualquier exploración artística que decidan emprender. Eitan, Tali, Clara, Natalia, Milly y Shelly: ¡qué fuerza han demostrado! Son y serán siempre un grupo fuerte, retador, involucrado hasta el cuello con la danza, con su Comunidad y con educar a las siguientes generaciones. Tanya, Raquel, Iara y Dana: siempre llenas de preguntas, con hambre de saber. Son un huracán (lo digo como cumplido, 100 por ciento) y nunca están completamente satisfechas, y eso es una gran virtud. Amen y comprométanse con todos sus alumnos como lo hicieron este año, y les auguro muchísimo éxito.

El tercer ciclo que se cierra hoy es uno personal. Hoy dejo nuevamente el Ulpan (ya pasé por esto una vez, parece déjà vu) y lo dejo en excelentes manos. Estando en el CDI seguiré cerca, pero ahora bajo la dirección de Bety Rayek y un equipo acompañándola, los años venideros serán increíbles, también llenos de retos pero estoy segura se superarán con todo el profesionalismo y cariño que la caracterizan. Bety: mucha suerte. ¡Felicidades a la generación 2019-2020! ¡Felicidades a la generación 2020-2021!

//Nurit Mendelsberg