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Mensajes de la Shoá para la contemporaneidad

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Diana Kuba

Estamos a unos días de conmemorar la Shoá, que ha sido la mayor hecatombe para el pueblo judío, al ser masacrados seis millones de su gente entre los años de 1933 a 1945, por la Alemania nazi. La Shoá es un acontecimiento que tiene muchas aristas para analizar, desde hasta qué punto pudo llegar el odio al extraño, expresado en la judeofobia en la época grecolatina, pasando por la hostilidad religiosa hacia los judíos en el medioevo, por el antisemitismo moderno europeo de corte secular, hasta paradójicamente, el antisionismo y antiisraelismo que señalan a Israel como un país racista donde se practica el apartheid hacia la población no judía, prejuicio que iniciaron los países árabes y que ha cundido por Occidente –desafortunadamente- con resultados muy fructíferos.

Al menos dentro del mundo judío, nadie va a negar que la Shoá fue un genocidio único, por la planeación sistemática que significó eliminar a un pueblo del orbe: persiguiéndolo, aislándolo, agrupándolo en ghettos y campos de concentración en condiciones infrahumanas, matándolo a destajo para enterrarlo en fosas comunes, hasta llegar a la solución final que implicó su exterminio en las cámaras de gas, por ser la forma más rápida y rentable que ofrecía la industria de la mitad del siglo XX. Todos estos métodos evidencian el grado al que puede llegar la violencia humana, si no se hace una labor de concientización colectiva para poner un freno a la pulsión de deshacerse del otro, simplemente porque no es semejante “racialmente” a uno, ni comparte los mismos valores, religión, cultura e ideología política.

Sin embargo, lo que a mí me preocupa del tema de la Shoá son los mensajes aleccionadores que puede ofrecer a la humanidad en nuestra contemporaneidad del siglo XXI, cuando es un acto que intenta ser negado y cuya existencia en el pasado no ha podido aún finiquitar los genocidios en el mundo, ni la discriminación a ciertos grupos, por ser distintos. La pregunta que siempre me inspira la Shoá es la de ¿cuáles serán las acciones que tomaremos en el presente cuando vivimos un ambiente de intolerancia velada en diferentes partes del orbe y dentro de nuestro entorno?

Si bien en las décadas de los 1930 y 40 se agredió a la humanidad bajo el principio de la pureza de sangre, hoy día este odio se ha transformado en el principio de fanatismo religioso e irracional de la religión islámica, que desafortunadamente también ha influido en la extrema ortodoxia judía, hacia aquéllos que no siguen los fundamentos del Corán, o de la Torá. Ante la inmigración masiva de musulmanes a Europa de Asia y África, existen zonas en ese continente donde se han instalado policías islámicas, cuya función es vigilar la “moral que dictan las leyes de la Shaaria”, mediante las cuales se merma la libertad de los ciudadanos europeos, y sobre todo, de los inmigrantes musulmanes que pueden ser castigados por leyes que no derivan del estado de derecho de los estados donde radican, sino de leyes que salen de una estructura radical religiosa que presiona a sus feligreses a comportarse bajo la moral religiosa que interpretan algunos líderes islámicos basados en el fanatismo. Desafortunadamente estos radicalismos de la post modernidad también se hayan presentes en ciertas vertientes del extremismo religioso judío que presiona por la exclusión de las mujeres de los espacios públicos y su sometimiento a reglas irracionales que según ellos derivan de la ley mosaica.

Aunque sea en un porcentaje minoritario, tanto en Israel como en ciertas comunidades judías de la diáspora, hay algunos grupos ultraortodoxos que han empezado a delegar a la mujer a un ser de segunda categoría, so pretexto que su presencia frente o cerca del hombre, puede provocar su excitación, por lo que le impiden sentarse al frente de los autobuses y las obligan a ceder el lugar a un hombre, en caso de que no haya un asiento para éste. Paradójicamente esta actitud no dista mucho del trato que se le da a la mujer en algunos países árabes que han llevado al Islam al máximo radicalismo, cuya influencia parece haber cundido en la vertiente del judaísmo fundamentalista, que de un plumazo, está agrediendo el status de igualdad de género al que tiene derecho la mujer, a pesar de que sea diferente al hombre.

El público cuestionará ¿qué tiene que ver este tema de exclusión femenina con la Shoá? Son estas prácticas, que aparentemente son inofensivas y no matan a nadie a gran escala, las que manifiestan otro tipo de violencia velada, que sino se le pone freno inmediatamente, puede devenir más tarde en el apedreamiento femenino ante la ley dominante que el hombre interpreta en su beneficio para someter a la mujer. Estas prácticas muestran que hay una tendencia en la post modernidad de algunas colectividades, sean islámicas, judías o de otras culturas, hacia un teocratismo autoritario, que intenta echar abajo a las sociedades liberales, seculares y democráticas que se han intentado instaurar en la modernidad, por no haber traído el dominio de la razón, la felicidad, ni la tranquilidad de la humanidad y haber desestructurado el orden social establecido en el pasado, por lo que se busca instaurarlo nuevamente con planteamientos que ya se creían rebasados. Si bien la Shoá nos insta a reflexionar para impedir que genocidios de tal naturaleza vuelvan a repetir, por qué no empezamos a actuar para evitar que la discriminación y exclusión de la mujer se materialice, ya que si ésta se realiza, vaya a saber uno, en qué podría evolucionar un Estado que lo permite y no encuentra nuevos planteamientos que permitan una sociedad más justa, liberal y democrática. 

Suplemento especial de la Shoá