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Coincidencia y destino

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Susy Anderman

El tema de la Shoá no tiene límite, no se centra en un solo hecho histórico, son seis millones de una misma historia entrelazada, más lo que difícilmente pudo sobrevivir y continuó. Cada experiencia no es en realidad la misma cosa. 

Año con año, la recordación del Holocausto judío en la Segunda Guerra Mundial arroja más información, a pesar de que han pasado siete décadas y que muchos testimonios vivos se van perdiendo. Es por eso, que el valor del testimonio debe ser una nueva misión para que al pasar el tiempo, no haya forma de dar cabida a lo que puedan crear algunos grupos negacionistas, y engañar así a la historia cuando ya no exista la palabra de quienes lo vivieron.

La Comunidad Judía de México organiza año con año en el mes de abril, un evento intercomunitario para conmemorar el Levantamiento del Ghetto de Varsovia, Yom Hashoá, a diferencia del 27 de enero que la ONU estipuló como el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, fecha en la que fueron liberados los Campos de Concentración.

Este año 2014, le tocó turno a la Kehilá Ashkenazí, llamando mucho la atención, además del amplio cuadro del programa, un documental de mucha relevancia para las más de cuatrocientas personas que tuvieron oportunidad de presenciar el evento. Sus autores, Aarón y Esther Cohen, ambos realizadores de este profundo testimonio que surgió como ellos mismos lo explicaron en esta entrevista concedida al periódico del CDI: “Todo empezó el mes de marzo de 2008, en un diálogo que tuvimos oportunidad de realizar con el Sr. Bedrich Steiner, sobreviviente del Holocausto, en la que a través de esta plática conocimos de la existencia de un “campo familiar” en el centro de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Una revelación que nos llevó a investigar y que dio como resultado la sorprendente historia que se relata en este video, al unir la cadena de hechos con un personaje como lo es Freddy Hirsch (1916-1944), un maestro e instructor judeoalemán, quien en medio de la barbarie concibió un foco de dignidad y resistencia para los niños, gracias a su experiencia en las actividades del movimiento Maccabi Young tanto en Alemania como en Checoslovaquia, sin imaginar que en el año de 1941, tendría que aplicar su vocación en el campo de concentración de Theresienstadt, en el que murieron 34 mil judíos, más 88 mil que fueron trasladados a Auschwitz y a otros campos”. 

Mencionaron nuestros entrevistados que precisamente Bedrich Steiner, fue parte de ese gran grupo de niños checos que fueron enviados con sus familias del ghetto de Terezín al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Al llegar al campamento BIIB, nombre del campo familiar, en el que les daban un trato especial al no ser separados los hombres de las mujeres, y a quienes se les permitió conservar sus pertenencias sin ser sometidos a ninguna selección con una clara intención de los nazis para engañar a la opinión pública. Así las historias se entretejen y giran alrededor de lo que Freddy Hirsch tuvo como oportunidad para organizar a su grupo de niños, creando un mundo exclusivo para ellos, hasta que el 7 de marzo de 1944 los prisioneros de esta sección fueron enviados a las cámaras de gas, justo seis meses después de su llegada. 

Comenta Aarón Cohen, autor del guión y de la investigación realizada junto con su esposa Esther, que Bedrich Steiner logra sobrevivir por un instante de suerte mientras que sus padres y una hermana son conducidos a las cámaras de gas. Este trágico relato que se muestra en el documental, responde a un largo tiempo de silencio de alguien como Bedrich Steiner, quien finalmente se decide a abrir sus hechos personales con gente como Aarón y Esther Cohen, al tener el objetivo de documentar este episodio poco conocido de la vida de los campos de exterminio.

Aarón y Esther Cohen mencionaron que el video fue sintetizado a veinte minutos para ser presentado en el acto de conmemoración de Yom Hashoá, después de tres años de arduo trabajo de investigación, y de conseguir materiales fílmicos con las escenas reales de lo que era la vida en el campo familiar, así como algunas entrevistas con personas que vivieron esa experiencia, además de lo que Bedrich Steiner relata en forma tan detallada. Con todos estos elementos, la intención futura de los Cohen es seguir indagando para lograr un gran proyecto de investigación, que ahonde aún más en lo que aconteció alrededor de la vida de Freddy Hirsch y su inverosímil proyecto pedagógico en los campos, así como la cruda realidad de lo que vivieron los checos cuando antes de entrar a la cámara de exterminio cantaban el himno nacional checo y el Hatikva.

La satisfacción de los Cohen se refleja al saber que su aportación sirvió por el momento para que asistentes a Yom Hashoá, conocieran datos que aportan un mayor conocimiento de lo que sucedió en este hecho histórico sin parangón alguno en toda la historia de la humanidad.