Si el mundo puede ser un lugar aterrador para los seres humanos, uno puede imaginarse lo aterrador que puede ser para esas criaturas que nosotros como humanos no pensamos dos veces antes de exterminar: en el caso de esta obra, las cucarachas. Esos insectos que llegamos a encontrar en nuestros baños, cocinas y otros rincones de nuestras casas, y que una vez que los encontramos, rara vez salen con vida. En esta obra del autor español Antonio Álamo se contrasta la situación de vida o muerte que vive un grupo de cucarachas (Dana Wiesne, Vanesa Mischne, Ilana Cung, Ilaan Wornovitzky) que por algún milagro no las ha matado el veneno en el baño en el que están atrapadas con el conflicto trivial entre una madre anciana (Ronit Stofenmache) que no quiere abandonar su casa (y que ha escuchado a las cucarachas) y su hija Nuria (Andrea Lan) que quiere vender la casa porque necesita el dinero.
Lo que vi en escena: el humor negro de este texto presenta ciertos retos para actores de estas edades, pero resulta evidente que cada miembro del elenco tiene muy claro al personaje que está interpretando y el director Juan Carlos Torres aprovecha la energía de estos jóvenes actores para contar la historia. También ayuda la propuesta visual que usa paredes negras para meternos al punto de vista de las cucarachas (así como un contacto de enchufes gigante que nos da una idea del tamaño de estas criaturas), y una cortina cerrada para meternos al mundo real con la madre y la hija. Se mantienen algunas frases del texto original en castellano que incluye unas cuantas palabras que no se deberían decir frente a un público mexicano (específicamente una que los españoles usan para decir tomar, los mexicanos la usan para... otra cosa), pero resulta ser una propuesta muy acertada de este grupo de jóvenes actores.