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El atascadero de Sarita H.

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Isaac Richter

Grupo: Talentum
Categoría: Abierta
Institución: Independiente

Cuando perteneces a una cierta clase social en la Ciudad de México, no hay nada que humaniza más que estar en el tráfico con toda la gente que uno no se quiere encontrar. Cuando uno está atrapado en su coche sin poder moverse hacia su destino, no importa el modelo de su coche ni qué marca de ropa tiene puesta, está a la merced de las calles mal planeadas y el pavimento a punto de reventar igual que el resto de la población. Así sucede con Sarita H. (Michelle Klapp), una mujer conocida entre la comunidad como ‘shajata’ que está atorada en el periférico camino a una tevilá a la que va tarde, con su celular olvidado en la mesa del comedor (cosa que le causa uno que otro ataque de pánico), unos púberes en el coche de junto que no dejan de mirarla, una pareja de adolescentes haciendo, ehm, cosas en el coche detrás de ella y con cada vez más ganas de ir al baño. Estar atrapada en el coche le da demasiado tiempo para reflexionar sobre ese frío matrimonio que tiene con su esposo Isaac (ver esta puesta cuando uno se llama así resulta, digamos, un tanto incómodo) y unas cuantas trivialidades del mundo en el que vive. Este monólogo del dramaturgo Tomás Urtusástegui fue adaptado para la Comunidad Judía y traído a los escenarios del Habima por María Teresa Garagarza, quien interpretó este monólogo hace algunos años, y ha servido como juez en este Festival.

Lo que vi en escena: uno no es actor si no tiene la osadía de interpretar algo humillante en escena y eso es justo lo que Michelle Klapp hace en esta valiente interpretación de una mujer que muestra los aspectos más humillantes de quién es al estar atorada en el tráfico, cosas que solamente se atreve a mostrar de sí misma cuando está sola (y nosotros como público tenemos el privilegio de verla cuando está sola). El hecho que está confinada a un asiento de coche sobre una plataforma en el centro del escenario y rodeada de placas y faros que representan otros coches, le da todos los ingredientes para subrayar la desgracia de estar en esta situación, pero su compromiso a hacer que esta mujer sea verdaderamente desagradable es lo que desata cada vez más las risas (sin perder el hecho que nos identificamos con su predicamento). Como alguien que a momentos se le hacen pesados los monólogos, este es particularmente disfrutable.

XXVI Festival de Teatro Habima