//Tanya Jafif, Fútbol Femenil
La bendición de participar en una Macabiada llegó para enseñarme mucho más de lo que pensaba.
Nunca me imaginé que participar en lo que yo creía que era un evento deportivo se volvería una de las experiencias más enriquecedoras y mágicas de mi vida.
Alguna vez creí que alcanzar tus metas y cumplir objetivos era la receta para ser feliz. Entrenábamos duro todos los días sacrificando estudio, vida social, momentos familiares, para estar más preparadas y ser mejores en la cancha, ser las mejores de la cancha nos iba a permitir ganar partidos y ello nos daba lo que también en su momento creí que era el objetivo del evento deportivo, regresar a México con una medalla, y ya cumplido el objetivo, todas seríamos felices por alcanzar nuestra meta... Sin embargo, logré comprobar una teoría que hace mucho tengo, la felicidad no es el resultado de una meta o de un objetivo, sino es lo que nos acompaña todo el camino.
Y esta Macabiada fui feliz, fui feliz en cada camino de dos horas al Dépor, echando la buena plática, cuando aprendí que cuando trabajas en equipo llegas más lejos, cuando mis compañeras de equipo se volvieron parte de mi familia, en la inauguración cuando me sentí atleta profesional junto con 10 000 judíos de 70 países diferentes, cuando metí mi primer gol y pude hacer mi happy dance que tanto practiqué, y sentí el cariño de todo el equipo con algo que fue mucho más que un abrazo, cuando salíamos de los vestidores después de cantar, rezar, motivar y volteabas a las gradas y habían muchísimas personas apoyándonos, felices de compartir nuestro sueño, fui feliz cuando me rompí la clavícula y me operaron porque a pesar de que me iba a perder los próximos partidos, recibí muchísimo cariño y apoyo de toda la gente que quiero #todossomostanya, y soy muy feliz hoy que tengo familia nueva, experiencias que me llenan el alma y muchas historias que contar ¡sin duda estoy feliz!