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¿Cuándo somos viejos?

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Fredy Charabati Asse

Hasta hace relativamente pocos años, un hombre de 60 años se consideraba como entrando al final de su vida, tanto desde el punto de vista productivo como de salud.

Grandes corporaciones obligaban a sus ejecutivos a retirarse a los 55 o 60 años, para prepararse para el final de la vida.

Hoy, los cambios demográficos provocados por las medidas de educación e higiene, aunados a los avances de la ciencia, hacen que los adultos de hoy vivan dos veces su edad adulta.

Vemos a estrellas de rock de 76 años que llenan estadios de jóvenes, en el mundo desarrollado de hoy, el 90 por ciento de la población llegará a los 65 años con buena salud, y en perfecta capacidad productiva.

El pesimismo que prevalecía para considerar a los Adultos Mayores de 65 como una nueva carga está cambiando para pensar que, si se mantienen económicamente activos, serán nuevos portadores y consumidores, siempre y cuando los negocios aprendan a adaptarse a sus necesidades y realidad.

Observamos que, en muchas áreas, nuestra sociedad no está preparada para esta nueva realidad, tiene que reinventar para hacer que estos hombres y mujeres puedan además de vivir una vida plena y productiva, no ser una carga para los demás.

Se requiere creatividad para enfrentar:
• Pensiones, que hoy se quedan cortas.
• Planes de seguros de vida que no preveían edades mayores.
• Planes para aprovechar las casas de los Adultos Mayores para fondear su vida.
• Innovaciones tecnológicas para Adultos Mayores.
• Necesidades de distracciones y ocupaciones adecuadas.

Empezando por la vida laboral, la sociedad está hoy pensada para prescindir de los mayores de 65 años, es un hecho que existe una discriminación hacia los mayores al momento de contratar personal, perdiendo de vista que muchas veces de la mezcla de jóvenes y gente madura en un ambiente de trabajo resulta una mayor productividad. Hoy se considera que, la población media de 65 años puede tener otros veinte años productivos, la mitad de esta población sin ninguna discapacidad.Los Adultos Mayores son más estables en sus trabajos, frecuentemente más leales y comprometidos. Esto hace que en muchas posiciones donde la fuerza física no es lo más importante, se observen resultados sorprendentes.

Gracias a las nuevas tecnologías donde hay mucho trabajo que se puede hacer desde casa, como servicio a clientes, pueden ser actividades perfectas para Adultos Mayores. Encontramos también muchos emprendedores en edad madura, la idea de que solo los jóvenes pueden innovar, hoy se está poniendo en duda.

Hoy se abren miles de oportunidades para profesionistas calificados ya retirados. Hay posibilidad de consultoría y asesoría tanto presencial como en línea, existiendo ya negocios que promueven estos servicios, además, hay que considerar el círculo virtuoso que les provoca sentirse productivos y no dependientes, lo cual fortalece de manera importante su autoestima. No se puede ignorar, además, que hay mucho trabajo no remunerado que hacen los Adultos Mayores, por ejemplo, cuidar a hijos, y algunas actividades domésticas, que de otra manera se tendrían que pagar. Aparte, generalmente, los Adultos Mayores están más dispuestos a aportar trabajo voluntario.

Desde el punto de vista económico, otro efecto muy importante en los Adultos Mayores es su rol como consumidores.

La nueva realidad de los Adultos Mayores está afectando a un número de industrias y servicios para los mayores, hoy no se conforman con cruceros o recorridos en autobús; observamos viajes de aventura y de expedición, así como servicios en línea de citas, entre otros, que están proliferando significativamente.

Consultoras de fama mundial, reportan hoy que el mayor crecimiento en consumo proviene de los Adultos Mayores, e indican que definitivamente son un mercado muy atractivo. Muchos de ellos cuentan con ahorros y un respaldo económico que los hace consumidores muy codiciados.

Un cambio tan dramático en la expectativa de vida y en la capacidad de trabajo, sin duda, plantea nuevos retos y oportunidades. Tanto en políticas públicas como en la industria financiera y de seguros, podríamos decir que hay que rediseñar prácticamente todo. Se requieren de nuevos planes, más flexibles y creativos.
Una herramienta que ha surgido en algunos países, y que en México aún no empieza, son las hipotecas inversas, donde un propietario hipoteca su propiedad para recibir una mensualidad que le permite permanecer en ella solventando sus gastos. El modelo no ha logrado gran popularidad, por algunos escándalos que hubo en sus inicios.

Otra posible fuente de ingresos que, hoy está creciendo, son modelos como Airbnb, que reporta aumento significativo en la oferta por parte de Adultos Mayores que tienen espacios ociosos en sus casas.

Hay que tomar en cuenta que entre más años vivamos, más variada tendrá que ser la oferta para la gente pensionada, que empezará nuevos negocios y demandará nuevos servicios, las diferentes industrias empezarán a proveer de productos y servicios para esta nueva población. Si se logra la participación de gobiernos, empleadores y personas, sería posible ampliar la vida productiva por muchos años, dejando la etapa realmente dependiente hasta muy cerca del final de la vida.

Envejeciendo en la Comunidad

Desde hace muchos años, varias encomiables instituciones dentro de la Comunidad, se han ocupado en atender a nuestros Adultos Mayores. Hoy, gracias a la visión y vocación de nuestra Comunidad están surgiendo nuevas iniciativas para atender el tema.

La cúpula comunitaria consciente de la importancia que esta realidad tiene y tendrá en el futuro, ha creado el Consejo Intercomunitario de Adultos Mayores (CIAM), del cual se han desprendido proyectos tan ambiciosos como el estudio demográfico de Adultos Mayores, y por supuesto, el proyecto Beití para el CDI, y que continúa detectando y atacando necesidades.

Estos esfuerzos son solo el comienzo, ya que vendrán nuevas iniciativas para que nuestro futuro como comunidad sea más pleno y satisfactorio.

 

Beyajad El Encuentro, 3ª. edición