Un campamento va mucho más allá de pasar tres noches fuera de casa; es mucho más que una fogata o una casa de campaña. El campamento de Macabi es algo mágico que no podemos explicar con palabras, pero les daremos una idea. Un campamento de Macabi son peulot que nos vuelan la cabeza… esa que nuestros madrijim llevan planeando toda la semana. Son las risas de la vanguardia construyendo el torem que va a resistir al famoso ataque. Son las porras antes de la comida que sabes que te van a dejar sin voz; es el majanaim y cada decisión inapelable de la roshiut donde claramente, mínimo un seminario, acabará en el lago. La mística de cada tradición es el oráculo de Shimon; la pachanga de Jonathan; y el huevo de Yehuda. También es la mezcla de emociones del mifkadesh ya que la tristeza del escuchar los libros de oro se combina con la emoción de ganarte tu aniva o algún escudo de scoutismo. Pero sobre todas las cosas, durante los campamentos de Macabi, la antorcha de los macabeos está más encendida que nunca irradiando esa magia y esencia que hace de esto, algo único.

Les dejamos las reflexiones de algunos janijim acerca de los campamentos:

“Lo que hace mágico al campamento es la convivencia que se genera entre los janijim y los madrijim, desde el más chico hasta el más grande, los juegos, la creatividad y sobre todo el esfuerzo de los madrijim y roshim que se ve en cada segundo del campamento”. 

“Para mí, este campamento fue muy especial ya que me hizo recordar toda mi vida en Macabi, y ahora estoy en seminario y a punto de ser madrij. Me hizo darme cuenta de la magia que tiene conocer a los janijim y empezar a convivir con el Tzevet de madrijim para crear más relaciones y hacer un Macabi mejor cada día” 

-Ariel Shejtman.