Estaba yo en el recreo, hablando con mi amigo Jacobo sobre lo que haríamos cuando termináramos los estudios. Le dije que quería seguir aprendiendo, porque estudiar era lo que más me gustaba. Jacobo, en cambio, me dijo que la escuela no era para él. No se sentía bueno en los estudios y prefería ayudar a su papá en el negocio de la familia.