Treinta y tres días después del primer día de Pésaj, los judíos celebramos una festividad menor llamada Lag Baomer,

el día treinta y tres del Omer. Es un oasis de alegría en medio del periodo de Sefirá (cuenta) que pasa casi desapercibido por la mayoría de los judíos contemporáneos. Pero realmente contiene lecciones históricas de tal contenido, que esta generación no solo debiese desenredar el misterio de Lag Baomer sino que debiese descubrir que su propio destino esta enraizado en su secreto.

Las siete semanas entre Pésaj y Shavuot son los días de la Cuenta del Omer, las festividades de la cosecha que eran observadas en la tierra de Israel cuando el Templo se encontraba en el monte Moriá en Jerusalem.

Este periodo de cincuenta días era un tiempo de alegre anticipación. Habiendo experimentado el Éxodo de Egipto en Pésaj, cada judío literalmente ‘contaba los días’ desde la primera noche de Pésaj hasta Matán Torá – la revelación de la Torá en el monte Sinai, que ocurrió en Shavuot, exactamente cincuenta días después del Éxodo. Mientras que el Éxodo marca el nacimiento físico de la nación judía – la entrega de la Torá completa el proceso a través del nacimiento espiritual de la nación.

Cada año, cuando celebramos el Séder de Pésaj, se nos ordena “vernos a nosotros mismos como si cada uno realmente hubiera experimentado el Éxodo de Egipto”. De esta manera, también es lógico que debamos prepararnos durante el periodo de la Sefirá (la cuenta del Omer) para recibir nuevamente la Torá en Shavuot – para que nuestra libertad sea completa desde una perspectiva espiritual.

Claramente entonces, los días de la Sefirá deberían ser días de alegría, pero en cambio, son observados como un periodo de semiduelo. Bodas, música y cortes de pelo no están permitidos, algunos ni siquiera se afeitan durante todo el periodo. Es en este lado triste de la Sefirá donde la festividad de Lag Baomer se cruza, el día en donde este periodo de duelo se corta, donde la tristeza está prohibida.

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version