El aeropuerto israelí de Ben-Gurion, muy cerca de Tel Aviv, se ha convertido en

modelo internacional a seguir para los aeropuertos de todo el mundo, debido a sus múltiples capas de seguridad, que son solo parcialmente visibles para los más de 16 millones de pasajeros que utilizan estas instalaciones cada año.

Volar en tiempos del ISIS (Estado Islámico) y de otros riesgos terroristas es un reto añadido para garantizar la seguridad de los viajeros. Pero no es la única amenaza que preocupa a las autoridades y la industria de la aviación. También están los accidentes aéreos. A pesar de todo esto, volar sigue siendo uno de los medios de transporte más seguros que existen. Según la IATA (la Asociación Internacional de Transporte Aéreo), en 2015 volaron con total seguridad más de 3 500 millones de personas en 37,6 millones de vuelos programados. Con todo, la seguridad sigue siendo una ardua labor prioritaria, que debe convivir con la comodidad y la búsqueda de experiencia de viaje positivas por parte de los viajeros. En este sentido, el aeropuerto israelí de Ben-Gurion, muy cerca de Tel Aviv, se ha convertido en modelo internacional a seguir para los aeropuertos de todo el mundo, debido a sus múltiples capas de seguridad, que son solo parcialmente visibles para los más de 16 millones de pasajeros que utilizan estas instalaciones cada año.

Pero además, el afamado ecosistema de emprendimiento tecnológico israelí aporta numerosas innovaciones que inciden en la mejora de la seguridad, tanto en el aeropuerto como durante el vuelo, además de aportan una mejora en la comodidad de los pasajeros.

Entre ellas, la compañía israelí X-Test ha desarrollado un sistema de detección de explosivos que utiliza a los ratones y su sentido del olfato, ahorrando tiempo y dinero a las autoridades aeroportuarias. Esta firma es una iniciativa de exoficiales de ejército. Yuval Amsterdam, un experto en explosivos, asegura que los ratones son más efectivos que los perros a la hora de detectar drogas, explosivos y otras sustancias prohibidas. En realidad, tienen la misma capacidad olfativa que los perros, pero al ser diminutos pueden acceder a todos los recovecos con suma facilidad para alertar de materiales peligrosos en los punto de control. “Una vez entrenados, se convierten en biosensores”, apunta Amsterdam.

Tracense, una empresa que colabora con un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, ha creado un chip para la detección de explosivos basado en nanotecnología que podría reducir dramáticamente los tiempos de espera en los controles de seguridad del aeropuerto. El sistema se conoce como TESS, un prototipo capaz de discernir moléculas de sustancias peligrosas que se encuentren en un rango de unos cinco metros de distancia. Y lo hace en un tiempo récord de cinco segundos, incluso en ambientes altamente contaminados por humos como el de los cigarrillos.

La startup israelí Faception ha desarrollado un software que puede clasificar a partir de una captura visual de los rostros a personas con perfiles terroristas o criminales. Han creado una base de datos con 15 rasgos identificativos de la personalidad reflejada en el rostro que aseguran que puede determinan la personalidad de cada individuo con un 80 por ciento de certeza.

Otro riesgo de los aeropuertos es el tráfico interno de vehículos de apoyo logístico que circula entre las pistas. Para ello,Xsight Systems distribuye en el mercado una solución de sensores que facilita la gestión de este tráfico. También ayuda a proteger a los aviones de pájaros que pueden quedar atrapados en los motores, una situación muy peligrosa. Los aeropuertos de Boston, Bangkok y Tel Aviv ya usan este sistema, y pronto se sumará Seattle.

Otra compañía israelí, Sensority, busca mejorar los resultados de las cámaras de seguridad (hay unos 200 millones de dispositivos de este tipo en todo el mundo) con la aplicación de un sistema de videoanálisis que incluye el manejo del bigdata y es capaz de recoger parámetros de cada individuo como el pulso, la edad, el sudor o el ritmo de respiración. Tiene múltiples aplicaciones, pero en lo que a aeropuertos se refiere, puede servir para detectar a personas que llegan con alguna enfermedad infecciosa o a individuos que planean un ataque y cuyos parámetros biométricos les delatan.

Fuente: www.unidosxisrael.org

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