“Creo en el sol aun cuando no brilla. Creo en el amor aun cuando no lo puedo sentir. Creo en D-os aun cuando permanece en silencio.
” (Anónimo, escrito en la pared de una celda en Alemania durante el Holocausto) El Holocausto (la Shoá) desafió fundamentalmente los cimientos de la civilización humana, y su carácter sin precedentes, marco para siempre un antes y un después. Hoy en el 74 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz -declarado por la ONU como fecha para conmemorar el Día Internacional del Holocausto –
me presento aquí no solo como Embajador de Israel y como representante del Estado Judío, sino también como hijo de padres que lograron huir de Checoslovaquia durante la guerra, y que perdieron a una parte menos afortunada de su familia, en el campo de concentración de Terezienstadt.
Represento a un Estado que fue establecido después de la Shoá, para asegurar para siempre la existencia y el futuro del pueblo judío en su tierra ancestral. Realizando un anhelo milenario que empezó mucho antes de la Segunda Guerra Mundial y que siguió y se realizó a pesar de la Shoá.
Cada año la ONU define un lema para el Día Internacional del Holocausto y este año es: Conmemoración del Holocausto: demanda y defiende tus derechos humanos. En el mundo en que vivimos, con el aumento de discursos nacionalistas, tenemos que cuidar aún más nuestros valores democráticos y proteger los derechos humanos, especialmente los derechos de las minorías, a través de la enseñanza y sobre todo con acciones concretas y definitivas.
Muchas veces el mal se manifiesta primero con la discriminación y el antisemitismo, pero nunca termina ahí. Lo que empieza con palabras de odio rápidamente pasa a la quema de libros y ya vimos lo que sucedió después.
Hoy el Holocausto nos concierne a todos, y su historia tiene un mensaje claro para todo el mundo. A pesar de que hemos dejado atrás el siglo en que ocurrió, debemos seguir estudiándolo en todas sus dimensiones. Debemos esforzarnos y aumentar la conciencia de sus razones y concientizar las consecuencias que tuvo. En el último año hemos evidenciado un alarmante surgimiento del antisemitismo en Europa y en Estados Unidos y esto debe servir como un llamado a la acción para todos.
Por el lado positivo se ha visto en las últimas dos décadas un considerable aumento en la participación de países, gobiernos y actores no gubernamentales en la difusión objetiva de este acontecimiento histórico y en la promoción de la tolerancia.
La semana pasada se promulgó en Estados Unidos una ley aprobada por unanimidad por el Congreso, en nombre de Elie Wiesel. Denominada Acta de Prevención de Genocidio y Atrocidad (GAPA), esta ley establece que “la política de los Estados Unidos considerará la prevención del genocidio y otros delitos de atrocidad como un interés de seguridad nacional y una responsabilidad moral”. La ley también contempla la capacitación de oficiales del servicio exterior en la prevención de conflictos y atrocidades. Aquí en México también evidenciamos un compromiso y una labor que se manifiesta en la ley contra la discriminación y el racismo, incluyendo también al antisemitismo como delito federal, así como en la tarea de CONAPRED y otras organizaciones. Habrá que seguir con estos esfuerzos en un entorno cada vez más polarizado aquí en México y en muchos países del mundo. Nuestro compromiso debe ser recordar a las víctimas que perecieron, respetar a los sobrevivientes que todavía están con nosotros y reafirmar la aspiración común de la humanidad por el entendimiento mutuo y la justicia. Albert Einstein dijo: “La vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por aquellos que se sientan a ver lo que pasa”. En el Museo del Holocausto Yad Vashem hay una avenida dedicada a muchos que no se sentaron a ver lo que pasa y arriesgaron sus vidas para salvar judíos. Esta avenida lleva los nombres de más de 26 mil Justos entre las Naciones y en nombre de cada uno se plantó un árbol de vida. Su ejemplo nos obliga a combatir la indiferencia, la apatía y el silencio, y alentarnos a levantar la voz y tomar acción contra toda forma de discrimación, racismo, y antisemitismo.
Fuente: Excmo. Embajador de Israel en México Jonathan Peled.