El único servicio de transporte subterráneo de Israel, el Carmelit de Haifa, hace tiempo que pasó a ser un ícono

del paisaje turístico de la ciudad y es una visita obligada para cada turista que llega.
Cumple sesenta años de subidas y bajadas, literalmente, porque no es un subterráneo normal, está instalado en el monte Carmel de la ciudad y es el que une las tres partes centrales de la ciudad: el centro del Carmel, el centro de Hadar y la ciudad misma.

Fue inaugurado en 1959, deshabilitado en 1986, volvió a la actividad en 1992 y sufrió un incendio en 2017 que obligó a las autoridades a reformarlo y renovarlo. En los últimos años su popularidad creció tanto que hoy en día conduce unos 4,000 pasajeros por día.

Su construcción comenzó en 1956, pero la idea original la pensó el mismísimo Teodoro Herzl en su libro Altneuland, ahí decía que había que encontrar la manera de conectar con un vehículo electrico, el puerto de Haifa con las viviendas de los trabajadores en el monte Carmel.

Más que un subterráneo, el Carmelit es un funicular que viaja dentro de la montaña y cada uno de los vagones arrastra al que viene conectado por detrás. No tiene motor y si pasa algo, se lo puede controlar desde una cabina de control central. En pocas palabras, un ascensor subterráneo.

Nunca fue rentable y siempre trajo pérdidas, pero jamás se pensó en cerrarlo. Abraham Mitzna, que fue intendente de Haifa, dijo recientemente: “Nunca se nos ocurrió cerrarlo, ¿cómo vamos a cerrar un ícono de la ciudad?”

Mitzna también cuenta sobre el Carmelit cuando era niño: “Yo tenía 14 años cuando se inauguró y era una atracción. Me acuerdo cuando Aba Jushi, el intendente mitológico de Haifa, nos gritaba que nos bajemos, porque nos pasábamos corriendo de un vagón a otro, subiendo y bajando”.

Hoy en día trabajan solo quince personas, de las cuales solo doce de ellas están encargadas de operarlo. Su funcionamiento es semiautomático y no hace falta detenerlo cuando llega a cada una de sus seis estaciones. Existen dos trenes nada más, uno de ida y otro de vuelta, que pueden transportar unas 528 personas en las dos direcciones, a una velocidad de 28 kilómetros por hora.

El Carmelit, una experiencia única, de solo diez minutos de duración.

¡Feliz cumpleaños!

Fuente: https://itongadol.com/

 

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