Esta semana tenemos el gusto de platicar con Jaime Goldchain, que fue capaz de sobreponerse a una operación
de espalda baja, para poder seguir practicando su deporte favorito, el Tenis.
Platícame de ti, tu familia y a qué te dedicas.
Mi familia está compuesta en este momento por mis cuatro hijos, yo, y mis padres los cuales acuden al Deportivo diariamente. Estoy separado por segunda vez, de las dos esposas, he tenido cuatro hermosos hijos: Yoel de 30 años, casado y vive en La Paz, Baja California Sur, Galia de 26 años, y vive en Tel Aviv, Elías de casi 8 años, y Mauro de 4 años. Soy un padre sumamente orgulloso de mis cuatro hijos.
Me dedico a la Psicoterapia y Psicoanálisis en el consultorio particular desde hace treinta años. Tengo un hermano mayor, Rafael, que vive en Toronto desde el año 1976.
Naciste en Chile, ¿cuándo y por qué te viniste a vivir a México?
Nací en Santiago de Chile, hace 58 años, vine a México el 29 de agosto de 1972 por motivos del trabajo de mi padre. Vine con mi padre, madre y mi abuelo materno que falleció en el año 1980.
¿Extrañas Chile?
La verdad es que no, debido a que como vine a edad temprana (16 años), tuve que hacer un esfuerzo grande por adaptarme a México, con lo cual hice como una sustitución de Chile por México. Desde que llegué a México, no volví a Chile durante 28 años, hasta el año 2000. Cuando estuve ahí me sentí tan bien recibido, que he vuelto al menos una vez al año y cada vez es como un idilio, por lo que prefiero volver como turista que pensar en regresar a vivir allá. Tengo excelentes amigos a los que quiero entrañablemente, son mis compañeros del colegio hebreo desde kínder.
¿Cuándo empezaste a jugar Tenis?
Empecé a jugar desde chico, habré tenido 7 u 8 años cuando mis padres nos metieron a mi hermano y a mí en una clínica de verano. Jugábamos con raqueta de madera que nos prestaba una tía, hasta que el profesor del club (Estadio Israelita) nos vendió unas raquetas Dunlop Maxply. Jugué varios años y gané un Torneo Interior de niños, y jugué un par de Torneos Regionales avanzando a una categoría superior. Llegó un momento en que creo que me habré frustrado bastante porque ya no ganaba nada, y algunos de mis compañeros sí tenían logros y yo no. Y además, siendo un deporte solitario, me aislaba de otros compañeros. Dejé de jugar de manera periódica y empecé a jugar Voleibol con el equipo de Macabi. Me divertía muchísimo, además de que era un deporte de equipo y me agradaba más. Jugué ping pong también, aunque no pasó de entrenar bastante, también en Macabi.
¿Cuál ha sido tu trayectoria jugando Tenis en el CDI?
Retomé el Tenis ya mucho más en forma en el año 1992, a los 36 años. Antes jugaba pero de manera intermitente. Tomé muchas clases fuera del Deportivo, y participé en un torneo externo ganando el primer lugar. Esto me motivó bastante y me fui metiendo mucho en el deporte y en el Tenis del Deportivo. Hice muchos amigos, lo cual ha sido una bendición y una fuente de mucha energía y motivación para mi desarrollo posterior. He participado en muchos Torneos tanto de Singles como de Dobles y Dobles Mixtos en el Deportivo, teniendo casi siempre muy buenos resultados. También he participado en varias ocasiones en el Circuito de Veteranos cosechando también varios éxitos. Actualmente, por cuestiones de tiempo, no he participado en el Circuito de Veteranos, sin embargo en el Deportivo me pueden ver, casi diario (salvo viernes y domingos), en las canchas a las 7:00 horas. Participé un tiempo en la Comisión de Tenis. Normalmente busco entrenamiento; durante un buen tiempo me entrenó Xavier Xoletl, desde la Macabiada de Chile 2003. No es común que gente de mi edad busque el entrenamiento como fuente de crecimiento en el deporte, pero para mí es básico. Lo mismo la lectura de literatura de Tenis, libros y revistas especializadas, además de ver los torneos por televisión.
Platícanos de tu operación en la espalda, ¿por qué decidiste operarte?
La edad no perdona. Hacia el año 2006, empecé con lumbalgias (dolor en la espalda baja), pero nunca le di demasiada importancia, hasta un día que desperté con una contractura muscular tremenda que no me podía desdoblar. Me hicieron una resonancia magnética y me dijeron que eventualmente me tenía que operar debido a que tenía una hernia discal. Lo último que quería era eso. Empecé con el recorrido de medicinas, calmantes, antiinflamatorios, Pilates, acupuntura, dos veces de inyección de anestesia directa en el nervio ciático, quiropráctico, pero si bien dejé de jugar durante cerca de un año, el problema seguía inexorablemente, no había vuelta atrás. Además del Tenis, yo hacía una vez por semana bicicleta de montaña, actividad sumamente divertida. El dolor y el cosquilleo en la pierna izquierda eran mis compañeros permanentes. Me enteré de un médico, el Dr. Joel Sánchez, a través de un amigo que me pasó un artículo de periódico en el que el doctor mencionaba un procedimiento poco invasivo; nucleoplastía de radiofrecuencia. Fui con él y luego de revisar mi caso, me dijo que yo no era paciente para ese procedimiento, sino más bien para una operación mucho más seria, pero que no me operaría salvo que: 1) tuviera un dolor insoportable, 2) estuviera postrado en cama y 3) no pudiera caminar. Al mes fui con él en silla de ruedas y me operó un mes después. La operación fue un éxito. Dos semanas en casa, nueve meses y medio de recuperación; caminar, ejercicios y fisioterapia, mucha disciplina y finalmente volví a la cancha. Fue maravilloso poder hacerlo. Me costó un buen tiempo, no solo volver al Tenis sino a mi vida normal, pero lo logré, gracias a muchos factores positivos en mi vida.
¿Qué hiciste para recuperar tu nivel de juego?
Entrenar, prepararme en el gimnasio, tener siempre una actitud positiva, proponerme objetivos a corto y mediano plazo, no darme por vencido.
¿Cómo te ha ido en las Macabiadas en las que has participado?
He estado como tenista representando a México en las Macabiadas de México 1999, Chile 2003 y Brasil 2011. En las tres he obtenido medalla, pero tanto en Chile como en Brasil obtuve medalla de Oro en Singles, en Chile Plata en Dobles, y Oro en Dobles en Brasil. No he ido a las Macabiadas en Israel. Espero poder asistir alguna vez.
¿Cómo es tu entrenamiento semanal?
Juego de lunes a jueves y los sábados, y le dedico una hora semanal a entrenar con algún profesor, además voy al gimnasio prácticamente todos los días después del Tenis. Me prepara físicamente Samuel Ortiz.
¿Cómo le haces para atender a tu familia, trabajar y jugar Tenis?
No se oponen porque son horarios diferentes, y si hay que elegir, elijo atender a mis hijos o trabajar.
¿Quién es tu tenista favorito y por qué?
Roger Federer sin lugar a dudas. Hoy por hoy es el mejor desde muchos puntos de vista, además es el más elegante. Es un modelo tenístico a seguir.
¿Qué es el Tenis para ti?
Casi como el aire que respiro. Me encanta y siento que, circunscribiéndolo a mi entorno y demás condiciones de mi vida, me desarrollo bastante bien, tanto deportiva como socialmente. Me da objetivos por lograr en corto y mediano plazo, me da motivación para mantenerme en forma, me proporciona exigencias personales que quizás de otro modo no las tendría, como el manejo de la frustración en situaciones de crisis. Pensar muy rápidamente, autocontrol, etcétera.
¿Qué consejo les darías a los jóvenes que empiezan a jugar Tenis?
Que se fijen objetivos logrables a muy corto plazo, ser tu mejor amigo en la cancha y no tu peor enemigo. Anímense sin criticarse demasiado porque lo que hace eso es humillarse, no salir adelante y nadie resuelve o mejora su Tenis autohumillándose. Tengo un artículo sobre la frustración en el Tenis por publicarse.
¿Tienes alguna anécdota qué contar que te haya sucedido en un torneo?
Tres que me acuerde ahora. En una de las versiones del Circuito de Veteranos en el Club Junior, jugaba con un reconocido jugador veterano, el Gato Ordaz, recién empezaba el partido, me iba bien. Saco y me subo a la red, pero me tropiezo y me caigo sin soltar la raqueta, por lo que caí aplastándome los dedos entre el mango de la raqueta y la cancha de arcilla; me levanto y veo que la uña del dedo anular de mi mano derecha, está colgando de un hilito de piel. Muerdo ese pedazo de piel con los dientes y me arranco la uña dejando al descubierto el dedo sin uña. Mi rival hace un gesto de entre dolor y asco que me dio mucha risa. Lo que siguió ya no tiene mayor importancia salvo por el hecho de que perdí.
En la Macabiada de Chile 2003, el Championship Point contra un señor de los Estados Unidos, Foldes, estaba sacando yo, 40-30 y no podía sacar porque me inundaba de ganas de llorar de la emoción al ganar mi primera medalla de Oro. Finalmente me repuse, gané y lloré un buen rato. Aún me emociona acordarme de eso. En esa misma Macabiada, que se llevó a cabo en el Estadio Israelita, o sea donde yo crecí y aprendí a jugar Tenis, cuando me subí al podio a recibir la medalla, empezaron a tocar el himno mexicano, no te puedo explicar la confusión momentánea que tuve. ¿Me explico por qué? Y una vez que ya me bajé del podio una chica del equipo mexicano me preguntó: “Ahora que ganaste por México, ¿qué eres mexicano o chileno?” Mi respuesta fue que no tenía por qué elegir, que en mi corazón cabían ambas nacionalidades, que soy chileno de origen y mexicano por adopción. Ninguna pesa más que la otra.
¿Qué es el CDI para ti?
Sonará trillado, pero es mi segundo hogar. Paso mucho tiempo ahí, tengo excelentes amigos hechos en el CDI. Creo que me he hecho deportiva y socialmente ahí. Es un punto de referencia de mi judaísmo tremendamente importante. Debo reconocer que a mi modo y debido a las características del Deportivo, pude hacer una continuidad entre el estadio israelita de Santiago y el Deportivo de aquí, lo cual ha sido un punto sumamente importante para mi adaptación y decisión particular, independientemente del motivo inicial por el cual llegué a México, de residir en México.
¿Qué harías para que asista más gente al CDI?
Lo que sea necesario. Siempre hablo maravillas de Deportivo.
Gracias por darme esta entrevista.