Este es el relato de una periodista judía Annika Hernroth–Rothstein, que visitó a la comunidad

judía en la ciudad de Teherán. Ella contó y pudo ver cómo viven de acuerdo a su religión, y son respetados sus derechos en tanto que por otra parte, la ley porque se rigen sus vidas es la Sharia islámica, es decir religiosa. Contó cómo es una comunidad que no tiene problemas de asimilación, la Shariá prohíbe matrimonios mixtos y absolutamente religiosa y observante

El Shabat y la emoción del Lejá Dodí

“Para la cuarta estrofa del Lejá Dodi, pude sentir las lágrimas que corrían por mi cara, y yo en silencio entregada a ese momento. La mujer a mi lado apoya una mano en mi hombro intercambiando una sonrisa amistosa y plena de familiaridad en partes iguales. La sinagoga Abrishami que tiene un siglo de antigüedad se encuentra en el segundo piso de un edificio gris sin pretensiones en la calle Palestina, en el norte de Teherán. La planta superior alberga una Yeshiva y en el sótano hay un restaurante kosher que parece un salón de baile y que se utiliza a menudo para muchas bodas y bar mitzvot de la comunidad. Cada día, hay dos minyanim aquí y, en Shabat, la sinagoga acoge a alrededor de 250 personas, generaciones de judíos persas unidos por la tradición y la necesidad.
Entro justo después de la puesta del sol y de inmediato todos los ojos se vuelven hacia mí, mirando la singularidad de mi estatura y de mis ojos azules, que marca un fuerte contraste con la congregación, homogénea en sus rasgos físicos”.

Como viven los judíos en Irán

Parte de ese relato fue tomado de Jewish News online y del The Jewish Chronicle. Cuando tuvo oportunidad de hablar con el Gran Rabino de Irán, Mashallah Golestani-Nejad, cuenta la cronista, entre otras cosas que le dijo: “Nosotros no nos ocupamos de temas políticos, solo seguimos la Torá. Los problemas de Estado, se traten los de Israel o de Irán, no son asunto nuestro.” Este punto de vista distante de Israel tal vez no sea el que tienen los miembros de la comunidad, o algunos de ellos. Pero lo que sí parece que ha pasado, según la periodista, los judíos de Irán han tenido tiempo suficiente para desarrollar su ingenio. Cuando le preguntó a uno de los asistentes de la sinagoga cuál era el mayor error que se comete habitualmente sobre los judíos en Irán, le dijo sin dudar, que es el mito de que no pueden llegar a visitar a sus familiares en Israel. “Nada es imposible, puede hacerse. Simplemente lo hacemos con delicadeza y discreción.” Estas palabras describen gran parte de lo que esa visitante ha visto en Irán, y que pueden resumir la extraña aleación forjada entre este régimen y la antigua minoría.

Los judíos bajo la Sharia

Narró que es fascinante ver prosperar esta comunidad judía que tiene 2 700 años de antigüedad a pesar de vivir bajo la Sharia, pero continuando con la observancia de la Torá. Donde los matrimonios mixtos pueden ser castigados con la muerte y la religión es un valor absoluto, donde hay poca o ninguna asimilación por la presión que existe en una sociedad de estos valores.

Esta comunidad está viviendo sometida a la ley islámica, siendo una minoría reconocida, sí; pero con condiciones y limitaciones, y desconociendo algunos los peores recuerdos del pasado. Están separados en una aparente igualdad, sin embargo, son discriminados y el régimen les recuerda con sus ataques y negación permanente del Holocausto y su desenfrenado antisionismo.

Al igual que el país en el que residen, son una comunidad llena de contradicciones y con misma belleza y los mismos claroscuros. “El padre de la familia me hizo preguntas, interrogándome sobre mis costumbres y tradiciones, comparándolas con las suyas. Cuando le cuento acerca de la situación en Europa, sus ojos se turban y su mirada se hace vaga, perdido en sus pensamientos, a continuación, levanta su copa y sonríe. ‘Gracias por venir aquí, Annika, para que podamos contar nuestra historia, y por permitirnos escuchar la tuya. Quiero decirte lo mucho que te admiro por mantener tu religión bajo circunstancias tan terribles. Por eso usted tiene todo mi respeto’.”

La comunidad judía de Irán, en muchos aspectos es igual a cualquier otra. Sus palabras me dejaron sin aliento, ya que no eran ni sarcásticas ni con doble sentido, pero dichas con verdadera simpatía. Había llegado allí con lástima por ellos, pero aquí los vi compadecerme a mí y sentí crecer el vínculo entre nosotros mucho más allá de la geografía o la Halajá. Los dejé en su casa esa noche, prometiendo volver, y retorné a la mía sintiéndome triste y feliz. Vine a ver por mí misma, y lo hice; sin embargo, yo no sé muy bien lo que vi.

Fuente: www.itongadol.com.ar

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