Hermanos y Hermanas,
Líderes de las Comunidades Judías de la Diáspora y sus amigos,
De acuerdo con la tradición judía, Rosh Hashaná representa un tiempo de examen de conciencia personal, comunitaria y nacional. A la sombra de los acontecimientos de los últimos meses, este año, aquí en Israel, esos días de reflexión se reafirman y adoptan un significado especial.
Con el secuestro y asesinato de los cuatro adolescentes: Naftali, Gilad, Eyal y Muhammad; y la continua campaña en el sur de Israel como trasfondo, los ciudadanos de Israel y sus líderes se enfrentaron a difíciles dilemas: la responsabilidad de defender nuestros hogares y nuestra tierra, junto con la preocupación por el daño a gente inocente; el compromiso de permitir un diálogo democrático libre, contra la necesidad de establecer límites claros para restringir las manifestaciones de comportamiento de incitación. Israel tuvo que responder a las amenazas de las organizaciones terroristas externas, en tanto que mantenía su imagen y valores como Estado democrático y judío, comprometido con la ley internacional, y dedicado a proveer de todo a sus ciudadanos, con equidad y dignidad, árabes y judíos por igual. La resiliencia de Israel no se basa en su fortaleza militar, sino que emana de los valores liberales, democráticos y judíos en los que fue fundado. Aun en un momento en que Israel es requerido a movilizar su frente militar, no puede ignorar su frente interno y el surgimiento de manifestaciones políticas violentas de incitación y odio en sus calles.
El liderazgo de Israel y la sociedad israelí son juzgados no solo por su resiliencia militar, sino también por su resiliencia civil, no únicamente en tiempos de normalidad, sino también en épocas de crisis.
En el curso de la Operación Margen Protector, sentí que Israel no estaba solo en la arena. Líderes del mundo libre, y muchos de los miembros de varios movimientos judíos y comunidades estuvieron hombro a hombro con Israel, apoyando su deber de defender a sus ciudadanos e identificarse con sus esfuerzos por restablecer la paz para las comunidades del sur de Israel.
En la víspera del Nuevo Año, quiero agradecerles a ustedes, líderes y miembros de las Comunidades Judías, por su apoyo a los soldados de Israel y a su frente interno, y especialmente a sus comunidades del sur.
Es con mucha anticipación que espero podamos continuar afrontando juntos los desafíos que acechan al pueblo judío en Israel y en la Diáspora, en el futuro, generados por un sentimiento de mutua responsabilidad y sociedad. Estimados amigos, el año próximo está marcado por la tradición judía como un año de shemitá, año sabático para la tierra y el hombre.
La observancia de la shemitá sirve para reducir la velocidad de la carrera económica y el utilitarismo, y ver en los otros al ser humano.
Rezo para que este año los portones de nuestros corazones se abran para permitir que entren la compasión, la generosidad y la responsabilidad mutua.
Pueda el año próximo traer el sonido de la alegría, una sinfonía de voces diversas del judaísmo que nos unan como familia, como comunidad y pueblo.
¡Ketivá ve Jatimá Tová!
Shaná Tová Ve´Metuká.