Nir Baram nació en Jerusalem en 1976 en el seno de una célebre familia de políticos. Tanto su padre como su abuelo fueron ministros en gobiernos laboristas. Publicó su primera novela, Purple love story, con 22 años de edad, después de terminar el servicio militar obligatorio. Tras The mask-ball children (2000), su segundo libro, publicó The remaker of dreams (2006), que tuvo un gran éxito y fue finalista del prestigioso Premio Sapir. En 2010 ganó el Prime Minister Award de literatura hebrea gracias a Las buenas personas, la primera novela israelí sobre la Segunda Guerra Mundial, cuyos derechos han sido vendidos a catorce idiomas, y cuya publicación supuso un acontecimiento literario en toda Europa. Su última novela, World shadow (2013), ha tenido también una excelente acogida por parte de los lectores y ha sido elegida Libro del año por TimeOut. Baram es columnista habitual del periódico Haaretz.
Cuando uno habla con Nir Baram (1976, Jerusalem) es complicado acordarse de que está ante la joven conciencia de Israel, ante una de sus voces más críticas. Sus movimientos amables, su acento cuando habla un inglés de sonidos zumbones y su mirada divertida acompañan a un discurso directo y radical. Baram cree que los israelíes viven en un “gueto inmovilista” que se han construido con la “propaganda del miedo”.
Quizás por eso se lanzó a escribir La sombra del mundo, su quinta novela que ahora publica Alfaguara, una ambiciosa descripción de los males, pulsiones y esperanzas que recorren el mundo actual; un relato lúcido y torrencial de la revolución, la globalización, la política y la derrota. “He tratado de hacer la novela de la ruptura total de mi generación con la de nuestros padres. Es la lucha freudiana de siempre, pero no en el ámbito familiar sino en el económico y el social, una pelea contra la narrativa dominante”, cuenta por videoconferencia desde su departamento en Tel Aviv.
La sombra del mundo es una novela con tres historias: la de Gabriel Mantsur, empresario, filántropo e inversor arruinado y caído en desgracia en 2008; la de MSV, líderes globales en consultoría política, magos de la artimaña electoral y la de un grupo de revolucionarios que tratan de convocar una huelga mundial que cambie todo para siempre. “He tomado todas estas voces y las he lanzado unas contra otras para que el lector tenga un retrato de nuestro tiempo, pero no pueda sacar grandes conclusiones. Hay quienes creen que es una novela izquierdista y hay quienes me han acusado de hacer una novela derechista. Está escrita desde la izquierda, por supuesto, desde una tradición comunista incluso, pero intento que el lector piense y se pregunte cómo preservar su integridad”, lanza, emocionado y desafiante.
Tres niveles que confluyen a medida que avanza la historia, tres relatos llenos de personajes movidos por la “ambición, el deseo de hacer algo con sentido y el sentimiento de culpa”, resume Baram. “El libro habla de grandes fracasos. Es el libro de una generación, de mi generación, pero trato de alejarme de cualquier lección moral”, explica. La parte en la que se relatan los tejemanejes de MSV está escrita a través de los correos electrónicos de varios empresarios y directivos en una apuesta narrativa que abre una ventana a un mundo complejo y oscuro: “He tratado de ver el alma de una empresa multinacional, y al usar este intercambio de correspondencia podía alejarme de los clichés de buenos y malvados que ya aburren, y demostrar que en empresas así puede haber villanos, verdaderos creyentes en un mundo mejor y gente que discute sobre la serie Sensación de vivir mientras cambia el resultado de las elecciones más importantes de Estados Unidos. Así es mi generación”, concluye retador.
Hijo de un ministro laborista y nieto de un líder sindical al que recuerda con devoción y a quien debe sus influencias políticas, Baram salpica su discurso, como su novela, de frases cargadas de política. “La democracia no funciona. No hablo ya de Israel, sino de cualquier país de Occidente. Y eso la gente lo ve”. Entonces, ¿es posible una revolución tan radical como la que se describe en La sombra del mundo? “Igual estoy equivocado, pero la próxima revolución será muy distinta a lo que hemos visto hasta ahora, más violenta. Veremos una nueva cara de la rebelión contra el capitalismo” asegura sin atreverse a ponerle fecha.
Prominente columnista de Haaretz, Baram no se encoge a la hora de provocar. Su anterior novela publicada en español, Las buenas personas, fue la primera en hebreo que hablaba de la Segunda Guerra Mundial sin entrar de lleno en el Holocausto, a través de dos personajes esenciales para los fines del mal, pero no ejecutores directos. La polvareda levantada y el éxito cosechado fueron equivalentes. “Esta novela es más complicada, menos evidente, pero al mismo tiempo he estado más tranquilo porque es un terreno que domino mejor” cuenta para resumir su evolución. Ahora busca despertar conciencias dentro y fuera de Israel, deseo que no oculta, al estilo tan escaso y algo demodé del escritor activista y desafiante. “Tenemos que quitarnos la idea de que podemos hacer lo que queramos, de que la sociedad israelí pertenece solo a los judíos”, afirma cuando se le pregunta por el futuro de su país. “En esa idea de supremacía moral se sostiene la ocupación”, añade al tiempo que deja una puerta abierta al cambio: “Es difícil. Es la gran batalla, pero se puede hacer”.
Datos:
La Embajada de Israel en México y la Editorial Alfaguara presentaron el libro de Nir Baram, el pasado jueves 25 de junio. El autor cumplió una agenda en México, con el fin de impulsar la Literatura de Israel en nuestro país.