Rosh Hashaná

Rosh Hashaná: Regocijo e introspección

El Año Nuevo Judío es una festividad de otoño que se celebra a principios del mes de Tishrei, que corresponde al séptimo mes del año judío (contando desde Nisán en la primavera). Es un momento de regocijo y de profunda introspección, un momento para celebrar la finalización de otro año y, al mismo tiempo, hacer un balance interno de la propia vida.

El Período de las Fiestas Mayores

Los dos días de Rosh Hashaná marcan el comienzo de los Diez Días de Arrepentimiento (Aseret Yemei Teshuvá), también conocidos como los Días de Reverencia, veneración o contemplación (Yamim Noraim), que culminan en el gran día de ayuno de Yom Kipur, el Día de la Expiación. Los Días de Reverencia representan la culminación de un proceso más largo. A principios del mes anterior, llamado Elul, el Shofar o cuerno de carnero, se toca tradicionalmente al concluir el servicio matutino con un sonido similar al de una trompeta, y sirve como un llamado de atención para prepararse para las festividades de Tishrei. Una semana antes de Rosh Hashaná, se añaden al ritual oraciones de petición especiales llamadas Selijot. Rosh Hashaná también se conoce como Yom Hadín o el Día del Juicio, en el que Dios abre los Libros de la Vida y la Muerte, que luego quedarán sellados en Yom Kipur.

Historia de Rosh Hashaná

Los orígenes de Rosh Hashaná se remontan a un ritual de entronización real de tiempos bíblicos, aunque la Biblia nunca menciona los aspectos de “Año Nuevo” o “Día del Juicio Final” de la festividad. Si bien Rosh Hashaná cae en el séptimo mes, la tradición rabínica posterior decidió designarlo como el comienzo del año. Si bien el origen de esta tradición pudo haber sido adoptado de los babilonios, los rabinos le otorgaron un significado judío como el aniversario del día de la creación del mundo o del día de la creación de la humanidad. Otra explicación se encuentra en la importancia de Tishrei como el séptimo mes, de ahí la deriva como Shabat del año.

Celebrando Rosh Hashaná en casa

La Jalá (pan tradicional) que se come durante Rosh Hashaná es redonda y simboliza el ciclo eterno de la vida. Tradicionalmente, se moja en miel, lo que simboliza la esperanza de un Año Nuevo dulce.

Lo mismo se hace con las manzanas, que se endulzan igualmente con la miel. Algunas personas evitan comer nueces en esta época, ya que según la Gematría (interpretación numérica mística) un tanto compleja, las palabras hebreas para nuez (egoz) y pecado (het) tienen el mismo valor numérico.

Liturgia de Rosh Hashaná

El libro de oraciones para las Fiestas Mayores se llama Mahzor. Tres conjuntos únicos de oraciones se añaden al servicio matutino durante Rosh Hashaná: Maljuyot, que se refieren a la soberanía de D-os; Zijronot, que presenta a D-os como quien recuerda las acciones pasadas; y Shofarot, en el que nos mantenemos en una nerviosa anticipación al futuro.

Cada una de estas secciones culmina con el toque del Shofar, el símbolo más potente de la festividad. El shofar se menciona en la lectura más memorable de la Torá, la Akedá o la Unión de Isaac (Génesis, 22). La historia y el shofar sirven como recordatorios del pacto entre D-os y el pueblo de Israel, transmitiendo el mensaje de sacrificio, esperanza y continuidad.

Entre las tradiciones populares asociadas con la festividad se encuentra una ceremonia que se realiza en la tarde del primer día de Rosh Hashaná, llamada Tashlij, en la que la gente arroja migajas o pedazos de pan, que simbolizan sus pecados, al agua que fluye, como símbolo de renovación.

Teología y temas de Rosh Hashaná

Esta es la época del año en la que debemos expiar nuestros pecados individuales —y en Yom Kipur, los colectivos— cometidos durante el año anterior, antes de que D-os literalmente cierre el libro sobre nosotros y defina nuestro destino para el año venidero, lo que lo hace el evento más importante del año respecto al gobierno de D-os sobre la humanidad, y nuestra necesidad de servir a D-os, que se enfatizan una y otra vez a lo largo de la festividad.