En esta investigación pionera, los científicos

israelíes han probado que las algas no producen solo una pequeña cantidad de hidrógenos durante unos pocos minutos al atardecer, sino que lo hacen durante todas las horas del día con luz solar, y que además con ingeniería genética pueden mejorar radicalmente la productividad de estos organismos.

Las algas pueden esconder el secreto de una revolución energética verde y sostenible. Estos organismos vegetales propios de entornos acuáticos son capaces de utilizar la energía de la luz solar que reciben para descomponer las moléculas del agua y liberar hidrógeno, o lo que es lo mismo: combustible limpio. El problema es que se trata de un proceso de extracción demasiado caro, al menos por el momento.

Pero un grupo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, con el doctor Iftach Yacoby a la cabeza, tienen la respuesta para derribar este obstáculo. Lo que proponen es alterar genéticamente los organismos unicelulares, que ya emiten de forma natural hidrógeno durante el día, para incrementar su eficiencia y producir hasta cinco veces más de este gas. Este descubrimiento podría significar que las algas pueden jugar un papel protagonista en el empuje de las energías verdes, respetuosas con el medio ambiente.

En esta investigación pionera, los científicos han probado que las algas no producen solo una pequeña cantidad de hidrógenos durante unos pocos minutos al atardecer, sino que lo hacen durante todas las horas del día con luz solar, y que además con ingeniería genética pueden mejorar radicalmente la productividad de estos organismos.

“El hidrógeno es una fuente de energía con grandes ventajas”, estima Yacoby. “Primero, porque tiene un tremendo contenido energético. Un vehículo con motor de hidrógeno puede recorrer más de 500 kilómetros por cada cinco kilos de este gas, y una bicicleta eléctrica puede recorrer más de 100 kilómetros por 30 gramos de hidrógenos. Segundo, porque el hidrógeno no contamina en absoluto. En el proceso de consumo del hidrógeno como combustible solo se genera vapor de agua, y las emisiones de un vehículo de hidrógeno son simplemente agua que incluso podría beberse”.

Yacoby subraya que no se trata de un sueño de futuro, y es que la revolución de los motores de hidrógeno ya es toda una realidad. En 2015, Toyota y Hyundai comenzaron la producción de los modelos Mirai (que significa futuro en japonés) y Tucson, movidos por hidrógenos. Igualmente, hay bicicletas eléctricas que se están reconvirtiendo para funcionar con hidrógeno, y se están construyendo estaciones de recarga en Japón, los países escandinavos, Alemania y California, y los científicos en todo el mundo están investigando para encontrar métodos de producción de hidrógeno más asequibles y que generen combustible a gran escala.

Los investigadores han usado tecnología de ingeniería genética para intervenir en la fotosíntesis de las microalgas. El objetivo es provocar que el organismo produzca grandes cantidades de hidrogenasa a costa de otros procesos, como el de la producción de azúcar, consiguiendo así un incremento de hidrógeno. De este modo, han sido capaces de modificar en el laboratorio micro-algas que producen un 400 por ciento más de hidrógenos que los organismos originales. El director de esta investigación asegura que los descubrimientos de su equipo: “son un importante paso hacia una nueva revolución agrícola que puede cambiar el futuro de la humanidad, con la producción de energía limpia en cantidades suficientes para cubrir las necesidades del día a día”.

Fuente: www.unidosxisrael.org

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version