Del 19 al 22 de septiembre, se llevó a cabo el Tercer Encuentro Latinoamericano de Género y Liderazgo Comunitario en Lima, Perú.

Dicho encuentro, logró convocar a un grupo de alrededor de 55 personas, lo suficientemente ecléctico como para que se convirtiera en una experiencia sumamente enriquecedora. El grupo estaba compuesto por hombres y mujeres de distintos países de América Latina, como Guatemala, Argentina, Perú, Cuba, Venezuela, Colombia, México (solo por mencionar algunos).

El encuentro fue entrañable y las ponencias muy interesantes: tuvimos el privilegio de contar con el atinado y pertinente punto de vista de Ethel Barilka, una mujer judía ortodoxa y feminista, que nos mostró un panorama muy interesante sobre el papel de la mujer judía dentro de la religión y nos llevó a cuestionarnos muchas cosas con respecto a este tema. Por otro lado, tuvimos la fortuna de escuchar a Eleonor Faur, reconocida socióloga argentina que nos habló sobre la situación de la equidad actualmente en las comunidades de América Latina. Adina Chelminsky, una emprendedora y aguerrida mujer mexicana, nos compartió contundentes reflexiones con respecto a la equidad, la posición de la mujer y la importancia de los recursos y los roles cuando hablamos del empoderamiento de la mujer. (Refiriendo a algunas de las pláticas y ponencias).

Después de estos días de intensos intercambios de ideas, realidades y reflexiones; esta es mi conclusión: hay muchos retos, muchas áreas grises y muchas áreas de oportunidad. Es un tema que a nivel comunitario no está muy desarrollado, es nuevo para todos y todas, es un tema que aún no sabemos bien con qué se come, pero el primer paso es atreverse a nombrarlo, aceptar que hay un problema y estar dispuestas, y dispuestos a atacarlo, a hablar de ello, entre todos y todas, hombres y mujeres por igual, porque este tema nos atañe de la misma manera, porque no se puede resolver de forma unilateral, no se puede caminar, si no se hace en conjunto, porque para lograr la equidad debemos encontrar soluciones desde la  misma equidad, ideas que se gesten entre hombres y mujeres, para que se den en condiciones óptimas y reales, para que sean soluciones complementarias y sobre todo, para que a todos y a todas nos hagan sentido, porque de esta manera es de la única que podrán ser implementadas. Porque los hombres deben sensibilizarse y entender que la falta de oportunidades va más allá de mujeres que no quieren o no pueden, que no es un tema de competencias, porque las competencias no distinguen género. Porque tienen que sumarse a ser parte de la solución, y sobre todo, darse cuenta de que el complemento de todas y de todos nos enriquece como sociedad y en este caso, como Comunidad.

Ahora, de vuelta a casa, hay muchas ganas de hacer cosas de forma diferente, entendiendo que el camino a recorrer es largo y en ocasiones será frustrante, pero entre más sepamos del tema, entre más estemos dispuestos a hablarlo, entre más educados estemos al respecto, más herramientas de ejecución tendremos para que las cosas empiecen a cambiar y podamos crear una realidad mucho más incluyente e integradora, para que este tema ya no aparezca en la agenda de las siguientes generaciones, porque cuando llegue ese día, significará que esto ya no es un problema.

//Rina Rajlevsky

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version