//Carla Michan
Delegada Equipo Femenil
Antes de empezar a contarles nuestra historia quiero agradecer a D´ por darnos la oportunidad de vivir esta experiencia, y a varias personas que formaron parte de este triunfo:
agradezco a Ruben por encaminar a nuestras niñas durante tanto tiempo e inculcarles el amor al futbol; a Alberto por aceptar al equipo como suyo, enseñarles a las niñas disciplina, unión y técnica de juego, y ser un gran líder durante todo este proceso; a Valverde, Rafa, Schuartz y Eitan por todo su tiempo, su apoyo emocional y sus estrategias para llegar a Minnesota; a mis codelegadas por hacer un increíble equipo, por acompañarme en este camino de grandes retos, que juntas logramos vencerlos; a los delegados y niños de otros equipos, por ser siempre un apoyo y hacernos sentir acompañados; a los papás del equipo por darles la oportunidad de vivir esta experiencia y confiar en el proceso; y por último y las más importantes, a todo al equipo de niñas 2009-2010, por creer en ellas mismas y darnos a todos lecciones de actitud, de confianza y de lucha incansable.
Hace unos días se culminó un gran sueño de nuestras niñas futbolistas, después de haber entrenado en una larga preparación, fuimos a Minnesota a competir en uno de los torneos de futbol más importantes del mundo.
Veníamos de ser bicampeonas en los torneos de México, con un nivel mucho más tranquilo al que nos enfrentaríamos en el país vecino; lo cual nos dio confianza y seguridad para ir a lograr una medalla en el tan ansiado torneo.
Los primeros días fueron días de goce, de salidas, de relajo; necesarios para unir al equipo, para hacerles ver a las niñas que lo que se ve en la cancha es solo un reflejo de cómo están afuera. Muchas pláticas técnicas, entrenamientos con mucho sol, conocimos el pasto, caminamos las canchas y el complejo, preparándonos mentalmente para dar inicio.
Durante la semana también tuvimos oportunidad de ir a una feria con parque de agua, ver un partido de futbol, visitar el estadio de los Vikings con un recorrido increíble que nos llevó a conocer los vestidores, la cancha y el cuerno que se toca al iniciar los partidos; también la inauguración donde conocieron gente de diferentes países y los cantos del cielito lindo y el olé olé se hicieron notar.
Y llego el día tan esperado…el árbitro dio inicio al partido, nos enfrentamos con un equipo muy fuerte; fuerte físicamente, con una técnica de futbol impecable y una velocidad bárbara. Nos ganaron y ahí vimos el gran nivel que veníamos a enfrentar; debíamos subir nuestro nivel de juego, las exigencias, la condición, la rapidez. Al día siguiente enfrentamos otro equipo, íbamos empatadas y al final el ánimo se fue abajo y perdimos de nuevo.
Pero esto aun no se termina decíamos a las niñas, debemos seguir dándolo todo y podemos alcanzar algo importante. Llego el último partido de primera fase y con un apretado juego y muchas lesiones de nuestras niñas logramos el empate. Afortunadamente ninguna de estas lesiones fue de gravedad.
Nos fuimos a cuartos de final, empezamos con una victoria 2-0, un marcador muy engañoso ya que en poco tiempo lograron empatarnos, así con el ánimo bajo debíamos lograr mantenerlo o cambiarlo a nuestro favor, pasaron minutos eternos y logramos mantener el empate; sin embargo, esto se debía definir en tiempos extras y penaltis.
Gran presión para las chavas, muchos nervios en las gradas y en todo el equipo, y así, con un gran desempeño logramos ganar en penaltis. Mucha emoción vivimos, tuvimos porra de otros equipos que se volvieron amigas, todos estábamos con el equipo femenil CDI, todos queríamos lograrlo a pesar de lo difícil que se veía desde el día uno.
Así logramos pasar a semis, ganamos con un marcador 3-2 demostrando grandes cualidades de futbol, y en menos de 2 horas debíamos jugar la final con lo que el cuerpo nos dé, fuimos a descansar al hotel, muchas niñas echaron una pequeña siesta y así como dijo el profesor debíamos jugar con lo que teníamos. Las niñas estaban agotadas físicamente, su cuerpo pedía descanso, pero su corazón luchaba por más, su alma sabía que cuando el cuerpo dice ya no, entra la mente, las garras y el corazón para lograrlo.
Empatamos 1-1 en tiempo regular, nos fuimos a penaltis y esto no se definió hasta muerte súbita, en el séptimo penal toda la delegación estaba ahí apoyándonos, el momento de la victoria fue un momento mágico, un momento que todos recordaremos cuando inundamos la cancha de brincos, gritos, cantos, y porque no, también de agua y Gatorade por todos lados, las niñas lloraban de emoción, no lo podían creer.
Y sí, lo logramos, a pesar de que en el camino tuvimos grandes adversidades, que comenzamos con derrotas, pudimos demostrar que cuando uno se cae la lección es levantarse aún más fuerte, que cuando uno quiere se puede, y que el alma, la actitud y el corazón pueden más que cualquier otra cosa.
Grandes lecciones nos llevamos todos de este viaje, definitivamente debemos de seguir el camino porque esto es solo el comienzo…