El comentarista económico Sever Plotzker, que no es
conocido por ser un propagandista del gobierno, admitió en su columna del periódico Yedioth Ajaronot que la economía de Israel en 2016 fue mucho mejor que lo esperado.
En su informe, revela que los resultados de la actividad económica fueron mucho mejores que las estimaciones preliminares más pesimistas hechas por los economistas.
La economía creció en alrededor del cuatro por ciento (cifras redondeadas a medio punto porcentual hacia arriba o hacia abajo, no hay punto de equilibrio de precisión frente a las frecuentes actualizaciones). Este sólido crecimiento ubica a Israel en el segundo lugar entre los países de la OCDE.
El total producido por el sector empresarial aumentó en la misma proporción. La población está creciendo a un dos por ciento, a 8.6 millones de personas, y por lo tanto el PIB per cápita aumentó un dos por ciento – el doble de la media de la OCDE en el crecimiento y más ágil que occidente. El PIB per cápita en España e Irlanda aumentó más rápidamente, el de Alemania, Francia e Italia más lentamente. El PIB per cápita de Israel se elevó a 37 mil dólares, aproximadamente el 90 por ciento de la media de la OCDE.
En 2015 Israel fue clasificado en la cola del crecimiento occidental, y el año pasado saltó a la cima. El crecimiento fue dirigido por el consumo privado. Nuestro nivel de vida ha aumentado en un seis por ciento. Los israelíes compran más, y los datos revelan que en los rubros de alimentos, ropa, electrónica para el hogar, y coches, hubo una compra de 20 por ciento más que en 2015, que fue también un año récord para la importación de automóviles.
A pesar del aumento de las compras, el aumento del ahorro privado de los israelíes sigue siendo un nivel muy alto, de 16 por ciento de los ingresos personales netos. El ahorro nacional aumentó a 13 por ciento del ingreso nacional.
Hubo un gran ahorro para la inversión productiva, que se incrementó en un 11 por ciento, tras el estancamiento y la caída de los años anteriores. La inversión media de la OCDE aumentó solo uno por ciento.
El país incrementó la inversión en componentes de maquinaria y equipo en un 21 por ciento, debido a las operaciones de Intel; la inversión en la construcción de viviendas en un ocho por ciento, en comparación con solo el dos por ciento en 2015. Aunque el consumo privado fue el principal motor del crecimiento, la inversión no se queda atrás.
El desempleo se redujo de nuevo, menos del 5 por ciento, como Estados Unidos y Gran Bretaña, y el insumo de trabajo (número de horas que se trabajó en un año) se elevó de nuevo. La productividad (producción por hora trabajada) aumentó en un 0.5 por ciento. Esto último no es algo para estar orgullosos, dice Plotzker.
Los gastos civiles del sector público aumentaron más rápido que el PIB, y su peso en la economía se expandió. La proporción de los gastos de defensa, incluyendo la concesión de Estados Unidos es de solo el 5.5 por ciento del PIB.
Los ingresos fiscales como parte de la renta nacional se mantuvieron casi sin cambios a los cinco años.
2016 cerró con un déficit de nuevo insignificante, solo el 1.5 por ciento del PIB, y con un enorme excedente de divisas, aproximadamente 11.5 mil millones de dólares (en comparación con los 12 mil millones en 2015), alrededor del cuatro por ciento del PIB.
La estrella sigue siendo la exportación de servicios de software, servicios de alta tecnología y la propiedad intelectual, tales como derechos de autor y patentes. Las exportaciones industriales bajaron un 3.5 por ciento, tras caer un 4.5 por ciento en 2015.
El exceso de las exportaciones sobre las importaciones de bienes y servicios, incluyendo la compra de valores en el extranjero llegó a ocho mil millones de dólares, en comparación con los nueve mil millones en 2015. La conclusión: Israel puede financiar fácilmente importaciones de defensa, tres mil millones de dólares al año, a partir de sus propias fuentes.
Si no hay una intifada o elecciones anticipadas, las agencias de calificación de crédito no tendrán más remedio que elevar la calificación de Israel a AA.
El comentarista reflexiona que las consecuencias políticas de los buenos resultados económicos nunca son claras. Parece que no mejoran la popularidad del ministro de Finanzas Moshé Kahlón y su partido Kulanu. El crecimiento y el aumento del nivel de vida son atribuidos a las fuerzas del mercado y al primer ministro, y Kahlón mientras tanto no puede detener el alto costo de la vivienda. Existe, pues, una injusticia, pero la política no juega con la justicia, sino con el poder, finaliza el informe de Plotzker.
Fuente: www.unidosxisrael.org