El miedo es un fenómeno psicológico que nos indica que estamos en peligro.
Esta emoción es normal ya que le ayuda, tanto a los niños como a los adultos, a adaptarse ante situaciones peligrosas. Esta emoción nos ayuda a reaccionar ante situaciones de peligro, las cuales no habíamos experimentado anteriormente. Existen miedos que son innatos o aprendidos por los padres, por ejemplo: miedo a la oscuridad, víboras, aviones o las personas. El miedo puede llegar a ser una enfermedad, cuando ha pasado el límite y nos incapacita a reaccionar, esto quiere decir que nos forzamos a dejar todo aquello que queremos. En nuestros hijos, podemos ver ciertos miedos, desde un bebé que llora debido a que no quiere quedarse solo, miedo a las brujas o monstruos y otros más evidentes como el miedo al perro que nos muerda. Las reacciones corporales que tenemos al sentir miedo, son:
– Sudoración excesiva.
– Ritmo cardiaco acelerado.
– Tensión muscular.
– Resequedad en la boca y garganta.
– Dificultad para respirar.
– Temblores.
– Aumento de la presión arterial.
En ocasiones por el simple hecho de pensar en alguna situación amenazante, es suficiente para que nos de miedo y nos paralice. Al ver a nuestros hijos con miedo, generalmente tenemos dos opciones:
1. Alejarlos de cualquier situación amenazante, sobreproteger al niño.
2. Tratar que el niño se enfrente a nuevas situaciones y las logre sobrellevar. Los psicólogos, psiquiatras y neurólogos, concuerdan que la mejor opción, es dejar que el niño se enfrente a nuevas situaciones, siempre acompañado de otras personas a las que le tiene confianza para que descubra como influye el miedo en su vida. Esto ayudará a que el niño se fortalezca, y pueda utilizar diferentes estrategias para atacar el miedo. Los miedos más frecuentes de los niños son:
1. Miedo a la separación y al abandono: los niños tienen miedo a separarse de sus padres y ser abandonado; por ejemplo, cuando la mamá deja a su hijo en el kínder la primera semana, o cuando es la hora de dormir.
2. En los adolescentes podemos observar el miedo al fracaso: tanto a nivel académico como social. El no poder obtener los resultados deseados.
3. Miedo a la oscuridad: debemos prepararle al niño un ambiente agradable y tranquilo para que pueda descansar pacíficamente.
4. Miedo a la muerte de un ser querido.
5. Miedo al rechazo: cuando los niños no son aceptados por sus pares.
Como padres de familia, que debemos hacer ante los miedos de nuestros hijos:
– Ser empático con el niño, ponerse en su lugar, validando su miedo.
– Ofrecer apoyo y comprensión. – Ayudarle al niño a entender que está fuera de peligro, y que lo protegeremos.
– No trasmitirle más miedo del que ya tiene.
– No obligarlo a hacer algo que no quiere.
– No burlarse de él/ella.
-No dejarlo que enfrente su miedo de forma solitaria.
– No trasmitirle más miedo del que ya tiene.
*Psicóloga, coach, terapeuta cognitivo–conductual coachaditzaban@gmail.com 55 1353 1206