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Mensaje de la Mtra. Fredel Saed, Directora del 34 Festival Habima de Teatro
“Un violinista sobre un tejado, parece cosa de locos, ¿no?, pero en este pequeño pueblo llamado Anatevka cada uno de nosotros es como un violinista en el tejado, tratándo de arrancar una agradable melodía sin romperse el cuello. Parece cosa fácil y ustedes se preguntarán, ¿por qué quedarse allá arriba si es tan peligroso? Nos quedamos, porque Anatevka es nuestro hogar. ¿Y como mantenemos el equilibrio? Eso se los puedo decir en una sola palabra: TRADICIÓN”.
Esa fue la primera frase que escuché sentada en una butaca en el teatro cuando mis papás me llevaron a ver El violinista en el tejado, protagonizada por Pedro Armendáriz, ese día me enamoré del teatro.
Recuerdo perfectamente lo que me hizo sentir, saliendo compramos el disco y desde aquel día, se convirtió en el soundtrack de mi vida.
Desde entonces, el teatro se convirtió en mi hogar, en el ser vivo que más me ha hecho feliz. Un lugar donde se respira verdad, donde nos descubrimos a nosotros mismos a través de las historias de otros, donde cada texto es una aventura y cada función, un acto de amor. No importa si somos actores, técnicos, directores o espectadores: cuando se apagan las luces y se abre el telón, todos compartimos la magia.
El teatro tiene la capacidad única de detener el tiempo. Por unos minutos, una hora, o una tarde entera, nos saca de lo cotidiano y nos invita a mirar la vida desde otra ventana. Es un espejo que refleja, propone, cuestiona y, a veces, sana.
Hay algo tan profundo y tan humano en compartir el silencio antes de que empiece una función. Es un ritual que no vemos, pero sentimos poderoso. Nos sentamos uno junto al otro, sin conocernos, pero unidos por el deseo de emocionarnos, de reír, de llorar, de recordar que estamos vivos. Y al final, salimos un poco distintos, un poco más abiertos, un poco más juntos.
Me llena de emoción estar a la cabeza de esta hermosa aventura, el Habima es un lugar de tanto y puro corazón y cada pedacito de él se está convirtiendo en la mejor parte de mis días.
Bienvenidas, bienvenidos al teatro, al mejor lugar del mundo. Espero que esta edición llene de emoción a cada grupo, a cada obra y a cada espectador que se suma a esta fiesta de arte y comunidad.
El teatro nos transforma, nos une y nos eleva.
Ven y expande tu mirada con nosotros.
Bienvenidxs al Habima. Y que viva el teatro, siempre.

