La escultura urbana se conoce a toda pieza escultórica realizada que
tiene el propósito de embellecer de manera artística diversos contextos urbanos, dando a conocer un mensaje reflexivo dentro de una sociedad. Actualmente ha sido controlada exclusivamente por la política pública de las urbes que eligen qué esculturas poner y dónde colocarlas para embellecer la ciudad o recordar a alguna figura o acontecimiento importante.
Una de las características primordiales, consiste en dar un lenguaje propio, donde el Arte sea el medio de comunicación entre lo que se considera obra-espectador, logrando así, más que la percepción de un elemento ornamental, la concepción de un generador de ideas, sentimientos y emociones que conlleven a lazos de filiación entre el Arte y el individuo.
Los materiales utilizados en la elaboración de estas esculturas son diversos e incluso, cualquier material resistente a la intemperie se considera altamente capacitado para ser utilizado, aunque la metodología pueda variar, lo que nunca cambia y está siempre presente es la absoluta libertad creadora del artista.
Cabe destacar, que la escultura urbana como elemento artístico presenta y representa una diversidad catalogada altamente expresiva y variada, de tal forma que suele considerarse a la escultura urbana como medio de expresión artística en el cual su idea y pensamiento está profundamente vinculado con la libertad. Los artistas integran esculturas de fuertes contrastes entre sí con el entorno, creen en una escultura sin uniformidad, y promocionan monumentos que solidifican defendiendo maneras de pensar revolucionarias, divulgan y transmiten valores de forma profunda que son elaborados y recogidos por el inconsciente colectivo. Engrandecen y realzan los valores que reflejan, mostrando y divulgando soluciones innovadoras; obras de Arte que ofrecen en alto grado el esmero de la sensibilidad humana.
Los espectadores que disfrutan de la obra de Arte, tienen ante sus ojos una oportunidad que nunca habían tenido antes, observan esculturas pertenecientes a tendencias diversas de forma no aislada, que conviven en armonía en el espacio, típico de una época que admite variedad de opciones tanto políticas como religiosas, económicas y psicológicas, científicas y espirituales. Sin sexismo, sin racismo, sin clasismo, sin exclusividades estéticas, en contra de todo integrismo que defienda la pureza o la uniformidad.
La variedad estética permite que se modelen patrones de acción fundamentados en diferentes filosofías, en diferentes principios. Las nuevas maneras expresivas de la escultura urbana occidental del siglo XX despiertan curiosas fuerzas emotivas en los contempladores; de atracción o de rechazo. Dependen de los condicionamientos culturales a la diversidad de reacciones individuales, suelen ejercer enorme fascinación y estimulan las más vigorosas adhesiones en los individuos que sienten a través de sus profundos placeres y satisfacciones, que vibran, reviven y captan con lo que el artista transmite o con lo que la obra de Arte expresa.
En México, contamos con el gran artista de escultura urbana “Sebastián”. Él nace en ciudad Camargo, en el estado de Chihuahua, en 1947, bajo el nombre de Enrique Carvajal.
Llega a la Ciudad de México en 1964 para iniciar sus estudios de Arte en la Academia de San Carlos de la UNAM. Un año más tarde obtiene el primer premio en el concurso anual que otorga la academia y adopta el seudónimo de Sebastián.
Desde los años setenta, Sebastián ha orientado gran parte de su trabajo al diseño y creación de la escultura urbana. Vistas desde la intransigente velocidad de los automóviles, las obras monumentales de Sebastián se imponen ante el espectador a fuerza de forma y pureza del color; así forma parte de la vida cotidiana de la ciudad, y al mismo tiempo, define un espacio y lo convierte en punto de referencia.
Sus obras más representativas son:
El León Rojo, Ciudad de México. Paseo de la Reforma esquina Chivatito Auditorio Nacional.
Leonardita, Facultad de Ingeniería, Ciudad Universitaria, UNAM, Ciudad de México.
Sol Azteca, para Grupo Elektra por motivo de sus 50 años.
Cabeza de caballo, Ciudad de México. Esta escultura comúnmente es conocida como El Caballito, la cual se encuentra en el cruce de las avenidas Paseo de la Reforma y Bucareli.
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