Esta semana platicamos con Arón Gancz, quien participó en la última Macabiada Mundial en Israel, compitiendo en diferentes pruebas en la piscina y en aguas abiertas, donde obtuvo un excelente resultado al ganar la medalla de oro en la prueba de 3,000 metros en el Yam Kinneret.
Cuéntame un poco sobre ti.
Tengo 17 años, estudio en la escuela Yavne y soy Madrij del Hanoar Hatzioni. Me encanta hacer deporte, es mi lugar ideal, ya sea en el gimnasio, en la alberca o corriendo en la calle. También disfruto participar en eventos comunitarios. El domingo pasado participé en la final de Jidón Hatzionut, donde obtuve el segundo lugar.
¿Qué deporte practicas?
He practicado Natación toda mi vida, pero después de la Macabiada de Israel, decidí que quería probar cosas nuevas. Sin embargo, como la alberca siempre ha sido parte de mi vida, no pude dejarla tan fácilmente. Por eso, empecé a practicar Waterpolo en el Dépor. Además, después de un tiempo, se me presentó la oportunidad de correr el medio maratón en San Diego el 4 de junio y me fue muy bien. Durante las últimas cinco semanas, he estado alternando entre correr e ir al gimnasio para entrenar.
¿En qué pruebas participaste en la Macabiada de Israel 2022?
Participé en las pruebas de 50 metros libres, 100 metros libres, 200 metros libres, 100 metros mariposa, 100 metros dorso, 200 metros combinado individual y 3 kilómetros en aguas abiertas.
¿Cuál fue tu última prueba, la de Natación en aguas abiertas? ¿Dónde se llevó a cabo y cuáles eran las condiciones climáticas?
La última prueba fue en el Kinneret. Era un circuito en el que tenía que dar tres vueltas alrededor de 4 boyas. Comenzamos muy temprano, por lo tanto, las condiciones eran buenas, pero a medida que avanzaba la competencia, el mar se calentaba debido al calor de Israel. El oleaje estaba bien, pero por razones de seguridad, había muchas lanchas y kayaks para proteger a los competidores, lo que generaba olas bastante fuertes.
¿Qué pasaba por tu mente cuando sabías que era tu última oportunidad de ganar una medalla?
La verdad es que no quería nadar la prueba porque el día anterior fue mi última prueba en la alberca, y competí en el relevo mixto con la delegación de Canadá. Estábamos nadando muy bien y la competencia por la medalla de bronce estaba muy reñida con la delegación de Australia. Llegó el momento del toque, todos voltearon a ver la tabla de resultados y en ese momento me di cuenta de que perdimos por 0.30 milisegundos. Recuerdo salir de la alberca esa noche y empezar a llorar de frustración. En ese momento llamé a mi mamá, eran como las siete de la mañana en México cuando contestó. Le dije que no quería volver a nadar y que ya no quería participar en las pruebas de aguas abiertas, porque no tenía sentido si iba a perder de todos modos. Recuerdo exactamente las palabras que me dijo mi mamá: “Aroncito, ya llegaste hasta aquí. Cierra con todo en tu competencia y nada las aguas abiertas como si fuera la última prueba de tu vida. Usa todo ese enojo y frustración a tu favor y nada con todo”. Colgamos y al día siguiente no dejé de pensar en lo que pasaría si no ganaba. La idea de no nadar la prueba seguía rondando en mi cabeza, pero tenía muy claro que no iba a permitir que ese sentimiento decidiera mi Macabiada. Por eso, durante el tiempo que estuve en el agua en las aguas abiertas, no dejaba de repetirme “cierra” y eso fue exactamente lo que hice: cerrar con todo.
Al lograr la medalla de oro después de esta prueba, ¿qué experiencia te dejó y qué consejo puedes dar?
Ganar la medalla fue un momento inexplicable. Sentí una enorme felicidad acompañada de un gran alivio, de saber que lo logré y que había terminado de la mejor manera posible. Como consejo, puedo decir que, aunque tu mente te diga que ya no puedes más y te sientas frustrado y desesperado, el hecho de haber dado tu máximo esfuerzo, incluso si no ganas, te marca de por vida.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes de tu edad que no practican deporte para que comiencen a hacerlo?
Les diría que cualquier deporte puede convertirse en su lugar seguro, que puede ser una forma de liberar el estrés y de tener un momento consigo mismos. Además, les mencionaría todos los beneficios para la salud que conlleva hacer deporte.
¿Consideras que eres un ejemplo para tu generación?
Es una pregunta complicada, la verdad. No sé si me considero un ejemplo para mi generación, pero sí creo que he tenido un impacto positivo en las personas que me rodean en lo que respecta al deporte.
¿Qué aprendiste al participar en esta Macabiada Mundial?
Aprendí que, aunque la vida se vuelva difícil, nunca debes dejar de luchar por lo que crees y por lo que quieres. Siempre puedes esforzarte más y dar lo mejor de ti. Además, me encantó conocer a personas que saben lo que significa dejar de ver a tus amigos porque tienes que entrenar, gente que entiende lo que es poner hielo en el hombro porque ya no puedes soportar el dolor, personas que comprenden lo que has pasado porque ellos han pasado por lo mismo.
¿Cuáles son tus planes deportivos futuros? ¿Estás considerando participar en otra Macabiada?
Definitivamente, está en mis planes participar en otra Macabiada, pero no sé si será en natación. Voy a empezar a centrarme en entrenar para triatlón, que es mi próximo desafío.
¿Vas a seguir practicando Natación?
Sí, pero no en pruebas de alberca. En realidad, quiero comenzar a entrenar para aguas abiertas para poder participar en el cruce de Cancún el próximo año, además de iniciar mi entrenamiento para triatlones.
¿Qué sientes que el deporte te ha brindado?
Sin lugar a duda, el deporte me ha dado un propósito y, en momentos difíciles, una gran estabilidad. Pero, sobre todo, me ha brindado mucha disciplina y nuevas experiencias.
// Mauricio Weil