La solidaridad internacional por el sismo en Ecuador no sólo ha movilizado a gobiernos, también a la

sociedad civil mexicana. 

Con un equipo joven de 3 rescatistas, 2 médicos y 3 paramédicos, la ONG Cadena viajó desde el pasado domingo a Ecuador para ayudar a las víctimas del sismo de 7.8 grados Richter que golpeó las zonas costeras del país y, según el último balance, dejó 587 muertos y 7 mil 15 heridos.

“Llevamos un Life Locator (localizador de vidas bajo los escombros), a Enzo, nuestro perro rastreador para sismos, aplicamos vacunas contra el tétanos y entregamos 100 filtros de agua y mil lámparas solares ante la falta de servicio eléctrico en algunas zonas”, contó a REFORMA la jefa de la misión, Joanne Joloy Del Moral, doctora y rescatista de la Universidad Anáhuac.

La ONG mexicana estuvo en Manta, en Manabí, una de las ciudades más afectadas por el terremoto.

Ahí, el grupo utilizó en varios edificios derrumbados su localizador, el cual llegó a detectar vida bajo los escombros. Lamentablemente, cuando los bomberos ecuatorianos lograron remover todas las piedras ya había sido demasiado tarde.

“Acudimos a un hostal donde decían que había gente rascando bajo los escombros. El Life Locator detectó vida a cinco metros de profundidad, pero había mucho cemento. A los bomberos les tomaba tres horas remover cada metro.

“Al final, se encontraron cinco cadáveres. La impotencia y la frustración fue muy fuerte”, contó Joloy, quien considera que las autoridades tomaron una mala decisión al meter maquinaria pesada desde el domingo, pues eso termina de matar a quienes aún están vivos bajo los escombros.

El panorama en Manta, relata la doctora, es de emergencia, sobre todo por los problemas de insalubridad que se están desatando en momentos de sequía irregular y temperaturas de más de 30 grados centígrados.

“El olor es muy fuerte. Hay muchos cadáveres en las calles que ni siquiera están tapados y hay cuerpos colgando de edificios. Empiezan a haber muchas infecciones y no hay cercos epidemiológicos”, comentó.

Esto, en momentos en que la gente pernocta hasta en las avenidas principales ante el temor de nuevas réplicas y el daño en sus casas. Muchos, incluso, no quieren quedarse en los albergues, dijo.

Otro foco rojo es la falta de agua y la deshidratación, así como la carencia de comida -muchas tiendas están cerradas-, lo que ya está generando desesperación entre la gente e incluso algunos saqueos, agregó Joloy.

El joven equipo mexicano, cuya presencia fue muy apreciada por los locatarios, también dio apoyo psicológico a sobrevivientes.

“Hay gente que todavía no entiende qué pasó. Están en shock. Muchos actúan en automático, como robots”, contó la doctora.

Fuente: www.reforma.com

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