Los residentes de la ciudad canadiense de Montreal no supieron durante 50 años
quién estaba detrás de una iniciativa para regalar docenas de bicicletas cada año a los niños pobres y a los “jóvenes héroes”.
Ese misterio finalmente se resolvió esta semana, cuando los medios canadienses informaron que el silencioso filántropo era Avrum “Avi” Morrow, había muerto el sábado a los 93 años.
A través de su organización Sun Youth, Morrow donó más de 1,700 bicicletas, completas con cascos y candados, durante más de tres décadas, según CBC News.
El presupuesto anual fue de unos 15,000 dólares, con un costo total estimado hasta ahora de 452,000 dólares.
Incluso los vecinos que habían conocido a Morrow durante más de medio siglo nunca supieron que él estaba detrás de la iniciativa.
“Era un hombre muy ocupado”, dijo Jo-Anne Kravitz, una vecina de al lado durante más de 50 años. “Siempre estaba en movimiento. No estaba mucho por la casa. Le encantaba estar con la gente. Era un hombre muy generoso”, agregó.
Morrow, un judío nativo de Montreal, fue enterrado el lunes en el cementerio local de Shaar Hashomayim.
“Mi tío Avi nos enseñó que siempre hay quienes tienen menos, y tenemos la responsabilidad de hacer de este mundo un lugar mejor”, dijo su sobrina Laura Fish.
Morrow también había donado a un fondo que otorgaba becas a estudiantes de bajos recursos para estudiar en la Universidad Hebrea de Jerusalem, según Carolyn Steinman, quien dirige el fondo.
Después de graduarse de la escuela secundaria Baron Byng en 1940, Morrow cofundó la empresa de suministros de saneamiento Avmor, que opera desde 1948 y aún es una de las principales empresas de soluciones de limpieza de Canadá.
También fue un artista aficionado y coleccionista de arte, habiendo encargado más de 400 obras y creado una galería privada abierta para el uso de grupos comunitarios.
“Cuando tenía 60 años, decidí que quería celebrar mi cumpleaños de una manera diferente”, dijo a Montreal Gazette en una entrevista anónima en 2015. “Pero no necesitaba nada. Tenía todo lo que pudiera desear”, comentó.
“Recordé que cuando era niño no podía conseguir una bicicleta porque mis padres no tenían los medios. Pero seguí rogándoles, y finalmente se rindieron y me compraron una bicicleta roja de Raleigh. Me encantó tanto esa bicicleta que limpié los radios con un palillo”, relató en su momento.
Fue entonces cuando decidió regalar bicicletas a los niños desfavorecidos, con la idea de que los beneficiarios más adelante también donen a los necesitados.
La familia se ha comprometido a mantener el programa de donación de bicicletas en honor de Morrow.
Fuente: www.itongadol.com.ar