Con el estreno de 600 millas, la obra prima del mexicano Gabriel Ripstein, comenzó en Tel Aviv una nueva edición de Hola México, un festival de cine itinerante que busca mostrar lo mejor del nuevo cine mexicano.
El festival arrancó en la noche del jueves en la cinemateca de Tel Aviv, y continuará con la presentación de otros ocho filmes en esta ciudad y en salas de Hertzlía, Haifa y Jerusalem.
“Me encanta la idea de poder traer un poco de la cultura mexicana aquí a Israel, y qué mejor que el cine, que es una de las mejores herramientas que tiene nuestro país para hablar bien de nosotros”, dijo el director del festival, Samuel Douek.
Esta es la segunda edición de Hola México en Israel. La primera, realizada en 2014, atrajo alrededor de siete mil espectadores en todas las funciones.
El festival nació hace diez años en Sidney, Australia, a donde Douek se encontraba viviendo como estudiante y sintió “la necesidad de traer cine mexicano a un lugar a donde no había cine mexicano”.
Luego, durante un viaje profesional a Israel, Douek mantuvo contactos con directivos de las cinematecas locales, y se abrieron las puertas para una nueva edición de Hola México, que también tiene un capítulo en Los Ángeles, California.
Además de la película de Ripstein, ganadora del premio a la Mejor obra prima en el festival de Berlín de 2015, Hola México tiene en su programa el filme Elvira, te daría mi vida, pero la estoy usando, de Manolo Caro, también del año pasado.
Además se exhibirán Cantinflas, de Sebastián del Amo; Gloria, de Christian Keller; East Side Sushi, de Anthony Lucero, y Oscuras primaveras, de Ernesto Contreras, todas de 2014.
También llegarán Heli, de Amat Escalante; Güeros, de Alonso Ruiz Palacios, y Guten Tag, Ramón (Buen día, Ramón), de Jorge Ramírez Suárez, producidas en 2013.
Douek señaló que la idea es extender las fronteras del cine mexicano pero, además, permitir a los mexicanos que viven en el exterior conocer los filmes producidos en su país.
Uno de los asistentes a la apertura del festival fue Jacobo Shein, un ingeniero mexicano que llegó aquí en 1970 para trabajar en la industria aeronáutica israelí, quien no quiso perderse, junto a su esposa, la proyección de 600 millas.
“Siempre que hay eventos mexicanos procuramos venir, porque aunque llevamos aquí más de 40 años, todavía el alma es mexicana, qué le vamos a hacer”, comentó Shein.
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