Anat Baniel, la reconocida científica israelí, cuenta que
mientras estudiaba con el Dr. Feldenkrais, él decía que la mejor actividad física era caminar, por lo que consiguió hacer que el primer ministro Ben Gurión, tomara caminatas de doce millas y media al día. El primer ministro tenía protección militar y toda la vida tuvo la compañía de soldados durante estas caminatas, cuatro soldados lo acompañaban, dos caminaban y dos llevaban el jeep, y a la mitad del camino cambiaban lugares. Ben Gurión aprendió muchos idiomas y leía a los filósofos griegos en su idioma original. Era un hombre de letras, pero realmente no era un hombre de deportes.
Entrenamiento Feldenkrais para el primer ministro
Al primer ministro no le interesaban las actividades físicas, y el doctor Feldenkrais pensaba que para que Ben Gurión rindiera en su máximo nivel, necesitaba desarrollar esa parte de sí mismo.
Así que el doctor Feldenkrais le dijo a Ben Gurión que le enseñaría a pararse de cabeza. Le dijo que lo haría de forma gradual, y que sería seguro tanto para el cuerpo como para la circulación sanguínea del cerebro.
Cuando Ben Gurión les mencionó a sus colegas que aprendería a pararse de cabeza pasados sus 60 años, recibió cartas de todo el mundo con advertencias. Indira Gandhi, desde India, le dijo que ellos aprendían eso cuando eran todavía niños y que nunca se lo enseñarían a una persona mayor. Ben Gurión comentó con el doctor esas cartas, le dijo de su preocupación y que la gente le advertía que no era seguro aprender a pararse de cabeza, a lo que Feldenkrais respondió: “Si te mato, tu irás al cielo y yo a la cárcel. Así que confía en mí, estás en buenas manos”. A lo que el primer ministro respondió: “Confío en ti”.
Después de dos años, y muchos pequeños pasos, el primer ministro Ben Gurión se paró de cabeza por primera vez. Sin que el doctor lo supiera, Ben Gurión llamó a los periódicos israelíes y les dijo que los vería a las 6:00 horas, y que trajeran sus cámaras. Periodistas y camarógrafos estaban listos cuando Ben Gurión apareció en su traje de baño, puso la cabeza sobre la arena y se paró sobre ella.
El doctor Feldenkrais se enteró cuando abrió el periódico al día siguiente.
El primer ministro Ben Gurión estaba orgulloso de sí mismo.