Quien le iba a decir que menos de diez años después, acabaría siendo una de las grandes protagonistas de un Europeo: el miércoles, se proclamó campeona de Europa de los diez mil metros y, el último día, cometió un fallo fatal en los cinco mil metros que le dejó sin medalla.

A falta de una vuelta para el final, cuando disputaba el oro a la holandesa Sifan Hassan, creyó que ya había acabado la carrera y se paró: solo cuando vio que tanto Hassan como la inglesa Eilish McColgan y la turca Yasemin seguían corriendo descubrió lo ocurrido. Intentó retomar la marcha, pero ya era tarde: acabó cuarta. En zona mixta, se lamentó de lo ocurrido, pero recordó su felicidad por el oro ya conseguido en este campeonato. Al fin y al cabo ya le ha cambiado la vida. Un cambio de vida curioso que, como tantísimos otros, empezó por amor.

A los pocos años de asentarse en Tel Aviv, un día, en un acto con deportistas, conoció a un joven local que corría tres mil metros en obstáculos, Dan Salpeter, y empezaron a salir. Aquello le devolvió a las zapatillas. Junto a él comenzó a entrenar largas distancias y, después de casarse en 2014 y de tener al pequeño Roy, una monada de crío, se decidió a probar el maratón. Salpeter se había estrenado en la distancia en 2012 con una marca notable (2:31:41) y en su ciudad, Tel Aviv, se estaba organizando un maratón de mucho nivel. Era una apuesta lógica. Chemtai debutó con un excelente registro (2:40:16), tan bueno que le otorgó plaza para competir en los Juegos de Rio 2016.

Entonces, en Israel, donde el atletismo apenas cuenta con referentes -cuatro medallas en su historia en los Europeos-, descubrieron que existía. Sin debate posible, corrieron a otorgarle la nacionalidad, a hacerle recibimientos, a escribirle reportajes, hasta que llegaron los Juegos: se retiró en el kilómetro 33 y estallaron las críticas. En algún medio se valoró que, una vez conseguido el pasaporte, se había dejado llevar.

Y no era verdad. Incluso antes de los Juegos de Rio, Chemtai pensaba que su distancia debían ser los diez mil metros y, tras la mala experiencia olímpica, se puso con ello. En la primavera reventó el récord de Israel de la distancia (31:33.03, en Londres) y el presente Europeo se encumbró con el oro, su primera medalla internacional. Luego llegó el error en los cinco mil metros que recordará durante varios días, pero ya era feliz igualmente.

Fuente: www.unidosxisrael.org

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