Infantil B
Tyna
El sol brilla e ilumina el día,
como una gran sonrisa dorada en el cielo.
Cada mañana asoma entre las montañas
y con sus rayos despierta al mundo entero.
El sol ilumina mi casa,
las calles y los árboles del parque,
juega con las sombras y hace brillar
las gotas del rocío que descansan en las flores.
Su brillo alcanza las estrellas,
que, aunque parecen dormidas,
lo observan desde lejos,
admirando su gran fuerza y su belleza encendida.
El sol calienta el agua de los ríos,
acaricia las nubes del cielo,
y pinta de colores las sonrisas
de todos los que salen a jugar bajo su resplandor.
Cuando el sol está en lo más alto,
a las doce del día,
su luz es tan fuerte que parece
abrazar al planeta entero.
El sol hace brillar las frutas del campo,
como la cereza y la fresa,
y las llenas de dulzura y vida,
igual que a las personas que sonríen al mirarlas.
A veces, su calor quema un poco,
pero también nos recuerda
que sin él no habría días alegres,
ni plantas, ni flores, ni sonrisas encendidas.
El sol nos da energía y esperanza,
acompaña nuestros juegos,
y cuando empieza a esconderse,
pinta el cielo de naranja, rosa y violeta.
Y aunque al caer la tarde se despide,
yo sé que al amanecer volverá,
brillando otra vez en lo alto,
para iluminar la vida y hacernos soñar.