La organización Hand in
Hand creó una red de escuelas en 1998 para fomentar la igualdad y coexistencia entre judíos y árabes.
Ni las llamas de un incendio intencionado hace casi dos años ni la violencia de grupos extremistas han logrado apagar la misión de una singular red de escuelas bilingües en Israel, donde maestros y estudiantes árabes y judíos sirven de modelo de integración y coexistencia pacífica.
La red de escuelas públicas, a cargo de la organización no gubernamental (ONG) Hand in Hand, se ha ganado elogios de grupos cívicos de la comunidad internacional, del sindicato de maestros estadounidenses AFT y hasta de la Casa Blanca, por su modelo de integración y coexistencia entre judíos y palestinos.
Sus más de 1 320 estudiantes y cinco mil maestros y padres de familia dan fe no solo del éxito académico de la red escolar – hay centenares en una larga lista de espera- sino también de su trabajo conjunto por lograr una plena integración en la sociedad civil. Por ello no sorprende que el recinto en la escuela Max Rayne, en Jerusalem, reciba constantes visitas de líderes del Congreso y del gobierno de Estados Unidos, y activistas cívicos, académicos, y periodistas de todo el mundo, que llegan a sus puertas con la misma pregunta sobre una zona de conflicto: ¿cómo hacer para no odiar al otro?
Un rechazo al odio
En sus seis escuelas en todo Israel, estudiantes judíos y árabes en Primaria y Secundaria no solo comparten techo sino que aprenden sus materias tanto en hebreo como en árabe simultáneamente y celebran sus respectivas fiestas, demostrando que, pese a la violencia que consume a la región en el Medio Oriente, ellos se niegan a verse como enemigos.
Es lo que intentó un grupo ultraderechista judío cuando, el 29 de noviembre de 2014, ocasionó un incendio en una aula de primer grado de la escuela Max Rayne, dejando además grafiti con mensajes como “muerte a los árabes” y “no hay coexistencia con el cáncer”, en alusión a esa minoría.
El incidente no dejó heridos pero sirve de recordatorio a los maestros y padres sobre la constante labor que tienen por delante. Pocas semanas después del ataque, el presidente estadounidense Barack Obama invitó a estudiantes de la escuela a participar en la fiesta judía del Janucá en la Casa Blanca. En entrevista con este diario al ofrecer un paseo por la escuela, Joel Meshi, de la organización Hand in Hand, detalló el apoyo que el colegio sigue recibiendo, como prueba de que los grupos extremistas no lograrán frenar el diálogo de reconciliación.
“Es algo que causa mucha tristeza, frustración y hasta miedo, eso de ser atacado por promover la tolerancia y por tratar de enseñar a la gente a que deje de lado el odio. Pero lo que nos da ánimo es ver cuánto apoyo estamos recibiendo dentro y fuera de Israel, y de grupos que vienen de todo el mundo a visitarnos… porque nuestra fortaleza yace en enseñar tolerancia”, dijo.
Fuente: www.unidosxisrael.org