Considerado junto a Moshé Dayan y Abba Eban, como uno de los miembros más destacados de la ‘joven guardia’

de Ben Gurión (fundador del Estado de Israel y jefe del primer Gobierno hebreo en mayo de 1948), Shimon Peres, representaba como pocos, los valores democráticos del movimiento sionista que logró construir un hogar judío en la antigua Palestina británica, pese a la declarada animadversión de sus vecinos árabes. Y, quizá por su intensa experiencia en la primera línea política durante más de 60 años, fue sin duda, uno de los que mejor supo conciliar desde sus diferentes puestos de responsabilidad las necesidades defensivas de un país permanentemente amenazado con el reconocimiento a la existencia de un Estado palestino en los límites territoriales fijados por la ONU en 1947.

Consciente de que tras el Holocausto y la inminente creación de Israel, el antisemitismo se transformaría, sin disminuir su agresividad, en antisionismo, el joven Shimon Peres (nacido en Szymon Perski en 1923 en la aldea polaca de Vishnyeva y emigrado junto a su familia a Tel Aviv en 1934) ingresó en 1947 en la Haganá, milicia autodefensiva de los miembros de los ‘kibutzim’ y germen, junto a otros cuerpos militarizados, del futuro ejército de Israel. Identificado con la filosofía socialista que inspiraba los poblados agrícolas de los pioneros colonos asentados en ‘Eretz Israel’, Peres (buitre en Hebreo) reconoce en sus memorias (‘Mi lucha por la paz’, 1995) que su vocación política y su militancia en el sionismo socialista se debió a dos de los personajes más admirados por la juventud judía en Palestina: Berl Katznelson y David Ben Gurión, que se repartían las tareas de intelectual y activista político del Mapai, partido liderado por este último desde los años treinta.

Tras contribuir a lograr la independencia del país, sus primeras funciones fueron militares. Estuvo al frente del incipiente Servicio Naval y se trasladó a Estados Unidos donde, hasta 1952, se desempeñó como delegado del Gobierno en las tareas de reclutamiento de soldados y compra de armamento. A su regreso, en 1953, con tan solo 29 años, fue nombrado director general del Ministerio de Defensa, puesto desde el que contribuyó al desarrollo de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), y su conversión en uno de los ejércitos más eficaces y modernos del mundo. Y aunque estuvo vinculado a ese ministerio desde sus orígenes, y fue titular de la cartera en varias ocasiones, inició paralelamente (como es habitual en un país que ha hecho de lo militar una de sus obligadas señas de identidad) una carrera parlamentaria como diputado laborista, que le procuró un escaño ininterrumpidamente en la ‘Knéset’ entre 1959 y 2007.

Considerado desde los años 60 una referencia imprescindible en la política israelí, estuvo al frente de diferentes ministerios con Golda Meir, y con Yitzhak Rabin (uno de sus grandes rivales y colaboradores dentro del laborismo) hasta que, tras siete años como líder de la oposición, alcanzó la jefatura del Gobierno entre 1984 y 1986, después de llegar a un acuerdo de Estado con el nuevo líder del Likud, Yitzhak Shamir, con el que desempeñó la cartera de Finanzas dos años después.

Elegido de nuevo jefe de filas del laborismo en 2003, Peres defendió las iniciativas de Sharon de entregar Gaza a la ANP, para intentar fijar las fronteras definitivas de Israel, y de construir un muro de seguridad a lo largo de la división con Cisjordania y en torno a Jerusalem oriental. Finalmente, tal era la conexión entre ambos líderes y el descontento dentro de las filas del laborismo con su histórico jefe, que Peres le siguió cuando Sharon decidió abandonar el Likud para formar un nuevo partido, Kadima. Con este, y a pesar de que el ‘viejo halcón’ había entrado en coma irreversible en 2006, Peres volvió al Gobierno aunque con responsabilidades limitadas. Desde ahí no pudo en esta ocasión reiniciar las conversaciones de paz, paralizadas desde la aparición de Hamas como agente político en Gaza y el incremento de la violencia terrorista.

Dado su prestigio internacional, Peres se presentó al que fue su último destino político, la jefatura del Estado, en la que se mantuvo entre 2007 y 2014, cuando superados los 90 años decidió poner fin a su dilatada carrera política: “Lo que importa son los logros del mañana”, declaró al hacer balance de su carrera política tras siete años como el noveno presidente del país que ayudó a fundar en 1948: “Los lamentos los dejo para la oposición. Intenté recoger el deseo de los israelíes y dar voz a sus éxitos (…) Como primer ministro nunca escuchaba la palabra sí, y como presidente no escucho no. El liderazgo debe basarse en la buena voluntad y no en el poder”.
No te pierdas el merecido homenaje que el Comité de Actividades está preparando para el próximo 12 de marzo, a este connotado personaje de la política del Estado de Israel. La cita es ese día a partir de las 11:30 horas en el Lobby Social del Salón Social para la inauguración de la magna exposición, y posteriormente, a las 12:00 horas, en el Salón Mural en el evento central. ¡No faltes!

Fuente: www.elmundo.es

El último fundador Shimon Peres

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