En una ceremonia conjunta en el Muro de los Lamentos,

los sobrevivientes, ya septuagenarios y octogenarios, realizaron el rito de paso a la adultez, que generalmente se realiza entre los 12 y 13 años.

Durante la guerra, los homenajeados, trece hombres y 37 mujeres, sufrieron la deportación, muchos perdieron a sus padres y después de la guerra vivían en condiciones de pobreza. La ceremonia organizada por el gobierno se realizó en el lugar sagrado para los judíos, los restos del antiguo Templo, en el que los hombres y las mujeres permanecen separados.

En el área masculina, los hombres leyeron las escrituras de la Torá, portando en sus cabezas el tefilín de cuero que contiene las escrituras. También acudieron a un memorial donde celebraron un rito funerario para los judíos muertos en Europa durante el Holocausto, en vísperas del día en que Israel homenajea a las víctimas.
“La parte del memorial me conmovió especialmente porque pensé en mi familia y especialmente en mi madre. Literalmente me puse a llorar”, contó Gal Moshe, que llegó a Israel desde Polonia después de la Segunda Guerra Mundial.

Moshe, de 80 años de edad, recordó que tras llegar a Israel la situación económica era tan difícil que ni siquiera se planteó hacer el Bar Mitzvá. “Cuando supe que podía hacer el Bar Mitzvá ahora me dieron muchas ganas, así que le pedí a mis dos nietos que vinieran conmigo. Yo estuve en su Bar Mitzvá y ahora ellos están en el mío”, dijo el sobreviviente, que prefirió no hablar de su experiencia en el campo de concentración.

Para los judíos, este es el rito de tránsito hacia la adultez, donde adquieren nuevos roles y responsabilidades. Robert Rozett, director de los archivos del Centro de Memoria del Holocausto Yad Vashem, explicó que muchos judíos dejaron de observar la religión durante la guerra.

“Para mucha, mucha gente esto era algo que no podían permitirse, ya sea porque estaban en un lugar donde no había observancia o estaba prohibida, o porque estaban en un campo de concentración”, señaló. Después, tampoco pudieron realizar el pasaje debido a la pobreza o porque vivían en lugares como la Unión Soviética, donde la religión estaba mal vista.

Yitzhak Rezink sobrevivió al gueto de Kovno, en Lituania, pero sus padres fueron asesinados. “Cuando los rusos tomaron el control, al final de la guerra no pudimos salir hasta 1970”, contó.

Según un estudio publicado en 2015, unos 45 unos sobrevivientes del Holocausto que viven en Israel sufren condiciones de pobreza, una situación que también se reproduce en Estados Unidos y en otros países. Se estima que seis millones de judíos murieron en los campos de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Fuente: www.unidosxisrael.org

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