Es el primer movimiento juvenil sionista. El movimiento nació en Europa en 1913. Ya en sus inicios el movimiento se abocó a

la realización (Hagshamá) concreta de sus ideales y la construcción de una nueva vida en lo que sería luego Israel. El movimiento ha jugado un papel muy importante en la historia del pueblo judío en el siglo XX y en el proyecto sionista. A lo largo de sus cien años de existencia, ha creado decenas de kibutzim en el país, ha participado en la absorción de inmigrantes, ha sido factor central en el liderazgo de los levantamientos en los guetos, ha tomado parte de la fundación del Plamaj y del Ejército de Israel, luego del establecimiento del Estado, ha participado en el desarrollo de la nueva cultura judía-hebrea en Israel y en la diáspora, ha luchado por la paz y la justicia social y sobre todo, ha educado a cientos de miles de niños y jóvenes en Israel y en la diáspora desde aquellos tiempos y hasta hoy en día. El movimiento opera actualmente en 21 países y decenas de comunidades, y ofrece un hogar educativo para los janijim de diferentes orígenes del mundo judío.

La esencia del movimiento en sus 100 años de existencia se resume en la frase: “cambiar para bien un hombre es cambiar para bien el mundo”.

Desde sus inicios hasta la actualidad, Hashomer Hatzair mantiene un sistema educativo único y original. Ser un Shomer o Shomeret no es solo un título, sino una identidad que exige mucho de sus miembros. En el sistema educativo de Hashomer Hatzair se pone mucha atención en educar hacia los valores centrales del movimiento: sionismo, la justicia social y el establecimiento de un estado de bienestar, el judaísmo humanista, la paz, la igualdad y el fortalecimiento de los valores democráticos.

Una mirada a las Tnuot

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