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Israel: 70 años de vida entre la utopía y la realidad

Centro Deportivo Israelita, A.C.

//Dr. Yehuda Bar-Shalom Rector de la Universidad Hebraica Dr. Daniel Fainstein Decano de Estudios Judaicos de la Universidad Hebraica

El Estado de Israel celebra este año sus primeros setenta años de vida, un hecho que genera una gran alegría en la mayoría de los judíos del mundo, y en muchos seres humanos de diversas religiones, orígenes y convicciones.

En el judaísmo el número siete es símbolo de plenitud, y de la conveniencia de realizar una pausa, para reflexionar sobre lo logrado anteriormente, como en el descanso de cada Shabat.

Desde los patriarcas y Moisés, pasando por los reyes, profetas y sabios, existe una milenaria historia y una relación apasionada y profunda entre el pueblo de Israel y su tierra, tal como lo relata la Biblia y la literatura rabínica.

La consciencia de vivir en el exilio y la afirmación de “BaShanaHabaabierushalaim” constituyeron un componente esencial de la identidad judía. Por todo esto, no debemos perder de vista que el Estado de Israel no se creó de la nada en 1948.

El Israel moderno es el fruto de la visión, la tenacidad y el esfuerzo del movimiento sionista que propuso construir y reconstruirse, es decir, generar un cambio sustancial en las condiciones de vida del pueblo judío en la difícil coyuntura histórica de la modernidad, para combatir el antisemitismo y la asimilación. Israel no es tampoco simplemente una respuesta a la Shoá.

Nuestro amor por Sión y por todo lo que significa la Tierra de Israel, la precede en muchos siglos. Israel es un proyecto de vida enraizado en el Sinaí, en las enseñanzas proféticas y en los mejores valores modernos, más que una respuesta a la muerte y la destrucción de Auschwitz.

El Estado de Israel fue posible gracias a las iniciativas políticas y al trabajo comunitario y educativo del liderazgo sionista, en la diáspora e Israel; al esfuerzo y sacrificio de los pioneros y la inmigración judía. Israel se creó para construir una nueva sociedad en la patria histórica, en una dinámica que aunaba la continuidad con el cambio, la tradición con la modernidad.

Esta celebración es una buena ocasión para evaluar los logros, los costos y los desafíos pendientes.

Logros

Desde cualquier punto de vista, los logros del movimiento sionista y del Estado de Israel son sorprendentes, y superan muchas de las expectativas originarias:

El crear un Estado judío democrático, próspero y estable, en un entorno hostil y bajo condiciones poco favorables.

El renacimiento de la lengua hebrea, la cual cuenta en la actualidad con una de las mejores literaturas y escritores.

La creación de universidades y centros de investigación de fama mundial, lo que se refleja en doce premios Nobel, la mayor tasa per cápita del mundo.

El florecimiento de una tierra árida, y el desarrollo de una agricultura innovadora de alta productividad.

La absorción, compleja y difícil muchas veces, de millones de inmigrantes y refugiados que llegaron de más de 100 países y que en ese proceso, lograron establecer una sociedad multicultural vibrante y dinámica.

El desarrollo de una economía sólida y competitiva, la Start-Up Nation considerada entre las más avanzadas en ciencia y tecnología aplicadas a la resolución de problemas.

Israel ocupa el lugar número 19 en el índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. Pertenece a los países de más alto desarrollo, y se encuentra en su calidad de vida por encima de naciones como Finlandia, Francia, Bélgica, España e Italia. También ocupa el lugar número undécimo en el índice internacional de felicidad.

El haber logrado vencer a todos los intentos de sus enemigos de destruirlo, y haber establecido la paz con Egipto y Jordania.

El haber logrado unificar a la milenaria ciudad de Jerusalem, como capital de Israel.

El fortalecer el deseo de vivir y la voluntad de continuidad de la diáspora judía, tal como lo planteara Ajad Haam.

El contar con importantes relaciones internacionales con la mayoría de los países del mundo, que ya comprenden que Israel no es el principal problema en un Medio Oriente convulsionado. Para muchos países, por lo contrario, Israel está en la vanguardia de importantes soluciones a agobiantes problemas globales de alimentación, seguridad, salud, educación y supervivencia del planeta.

Costos

Pero estos logros requirieron de costos, en muchos casos irreparables.

Podemos mencionar entre ellos:

Las numerosas vidas jóvenes, que costaron las guerras por preservar la seguridad y la paz del Estado de Israel y las innumerables víctimas del terrorismo.

El tener que seguir siendo un Estado que invierte un alto porcentaje de su presupuesto en defensa.

El ‘retorno judío a la historia’ no es bien visto por todos. Esto genera que se siga cuestionando, en ciertos sectores y fuera de toda proporción, la legitimidad del derecho del pueblo de Israel a su autodeterminación y liberación nacional.

Desde la Guerra de los Seis Días, el tener que ocupar y gobernar territorios contra la voluntad de la población palestina, lo que genera situaciones de fricción, divisiones internas y conflictos morales. 

Desafíos

Si miramos hacia el futuro el Estado de Israel, justamente por ser un proyecto tan exitoso, enfrenta importantes retos que requieren liderazgo, determinación y creatividad:
Generar un sentido profundo de unidad nacional y de Clal Israel, que pueda superar las divisiones y tensiones religiosas, étnicas y políticas.

Avanzar en un proceso de paz gradual e incremental, que permita llegar a una convivencia pacífica con todos sus vecinos y particularmente con la población palestina. Esto requiere al mismo tiempo preservar la identidad de Israel como Estado judío y democrático, y garantizar la seguridad y los derechos de toda la población.

Este complejo conflicto ha visto en el pasado avances y retrocesos.

Lo que ninguna generación puede darse el lujo de hacer es dejar de soñar y trabajar por un futuro de paz, pues como lo señalaba, David Ben Gurión, en Israel “quien no cree en milagros no es realista”.

Recuperar el espíritu de igualdad y equidad de la sociedad israelí y disminuir las brechas sociales, que afectan la trama social.

Articular una relación de mayor solidez y madurez que fortalezca los vínculos y las interacciones entre los judíos de Israel y la dispersión, aprovechando las condiciones de un mundo transnacional. 

J. Heschel decía que Israel es un eco de la eternidad en el medio de la historia.

En este contexto, las palabras del profeta Isaías siguen siendo actuales y vigentes, señalándonos el camino: “Sión será redimida por medio de la equidad y los que retornan reconstruirán su país por medio de la justicia”.

Entonces “de Sión saldrá la Torá y la palabra divina de Yerushalaim”.

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