Israel nunca tuvo mejores relaciones con Estados Unidos que ahora, mientras China
es indispensable para los programas de infraestructura de israelíes.
Google rompió relaciones la semana pasada con el proveedor chino de equipos de comunicaciones Huawei, y el fabricante de aviones Boeing recibió amenazas de juicios de compañías chinas y agencias gubernamentales.
Ambas potencias están involucradas en la guerra comercial que podría afectar la economía global. En Israel, el tema no despertó interés en medios de comunicación.
“Si Israel es empujado a pararse en medio, entre los movimientos de dos gigantes, no podremos mantenernos a flote”, remarcó el Ministro de Transporte, Israel Katz.
El intento de Israel de permanecer neutral no se explica. Israel nunca estuvo más cerca de Estados Unidos y disfruta de grandes gestos otorgados por el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. China, por otro lado, no oculta sus vínculos con Irán y consume su petróleo. Pero cuando Estados Unidos le exigió a Israel que cancelara la concesión otorgada a una compañía china para operar el Puerto de Haifa, una concesión que pone en peligro a los buques de la flota estadounidense.
La presión estadounidense empezó a producir resultados. Una empresa del gobierno chino fue expulsada recientemente de una licitación de grandes centrales eléctricas, a pesar de que cumplía con todas las condiciones. Se están transmitiendo mensajes silenciosos sobre otras licitaciones.
Mientras tanto, la semana pasada, Globes informó que cinco empresas solicitaron participar en la licitación para construir un túnel bajo la calle Ibn Gvirol en Tel Aviv para la Línea Verde del Tren Ligero, todos ellas chinas.
Fuente: www.agenciaajn.com